Montaner (2014): Del diagrama a las experiencias, hacia una arquitectura de la acción


Montaner, Josep Maria (2014): Del diagrama a las experiencias, hacia una arquitectura de la acción, Barcelona, Gustavo Gili

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Introducción
Nos encontramos en un periodo de profunda transformación productiva, social y de valores, en el que avanzan los sistemas de representación, evolucionan los tipos arquitectónicos y la teoría y la crítica requieren de una renovación. Por ello, este libro plantea una necesaria refundación teórico práctica de la arquitectura.
El trabajo esencial de los arquitectos consiste en prever unas formas (nuevas o recicladas) destinadas a resolver unas necesidades que se proyectan hacia el futuro. Para poder desarrollar el proyecto deben conocerse lo mejor posible la realidad y el contexto en los que se actúa, y preverse los usos y las experiencias de las personas en relación con los espacios.
El arquitecto convierte unas solicitaciones funcionales, sociales, simbólicas, materiales y contextuales en un proyecto que acaba materializándose en unas formas. Para proyectar, el arquitecto registra e interpreta los datos de la realidad y utiliza diversas herramientas -croquis, dibujos, diagramas, planos, representaciones y maquetas-, que le permiten pasar de los conceptos e ideas a las formas del proyecto.
Por todo ello, este libro parte de la intención de relacionar tres conceptos instrumentales ligados a la arquitectura: diagramas, experiencias y acciones. El mismo título del libro hace hincapié en su carácter intencional y vectorial: Del diagrama a las experiencias, hacia una arquitectura de la acción. Se trata de una exploración que tiene como objetivo una síntesis contemporánea en la que confluyan la tradición de la abstracción, las complejas e imprescindibles interpretaciones de las experiencias humanas, y las intenciones, acciones y prácticas de los creadores y de los colectivos para una intervención activa y ética que intente mejorar la realidad.
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En este momento crucial, en la segunda década del siglo XXI, al saber arquitectónico acumulado hasta hoy le hace falta un replanteamiento a partir de los nuevos datos de la realidad. Debe superarse la rigidez disciplinar para potenciar mecanismos más versátiles y adaptables que puedan ir transformándose, que potencien una arquitectura basada en la igualdad de derechos, que sean expresión de la diversidad, realizados con participación y con los objetivos del reequilibrio ecológico y de la sostenibilidad. La arquitectura avanza y evoluciona como saber insterdisciplinar, no como disciplina cerrada y autosuficiente.

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Después de la crítica tipológica
(…) En la actualidad, los diagramas se utilizan e interpretan como una superación tanto de los diagramas funcionalistas como del concepto de tipología; es decir, tanto como crítica al esquematismo y obsesión por lo nuevo del racionalismo, como una ruptura con la rigidez y el rigor, la repetición y el historicismo de la crítica tipológica (…)

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Tal como se argumenta en este libro, no es suficiente con el instrumento abstracto del diagrama, de ahí que esta investigación parta de la aproximación de la arquitectura y el urbanismo a la filosofía, la sociología, la antropología y la geografía, para salir de los límites de su propia abstracción.
(…)
Introducir la experiencia en la arquitectura es clave para incluir lo subjetivo, lo perceptivo, lo sensorial, y lo corporal, al tiempo que se refuerza el fenómeno de la arquitectura contemporánea como construcción social.
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La dimensión de la acción
(…)
El concepto de diagrama como vehículo de la abstracción y el de la experiencia como énfasis en lo vital son claros y comunicables. Es más difícil dar un nombre al fenómeno de potenciar la acción de las personas gracias a una postura activa de los arquitectos. Nos movemos dentro de conceptos afines pero diferentes (acción, atención de los arquitectos por las actividades y relaciones entre las personas, y compromiso con el activismo), y podríamos hablar de cierto “accionismo” que aúna a aquellos arquitectos que proyectan para la acción de las personas y aquellos que trabajan desde el activismo; en ambos casos siempre está presente la dimensión del tiempo.
En resumen, se desarrollarán e interrelacionarán tres conceptos distintos -diagramas, experiencias, acciones-, no estrictamente arquitectónicos, sino que pertenecen a las ciencias humanas y sociales (…)
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La arquitectura como saber y no como disciplina
Al aceptar la complejidad contemporánea, es necesario rechazar conceptos anacrónicos que proceden de una cultura simplista, cerrada, estática y obsoleta, tales como disciplina, identidad o autonomía (…) hoy debemos prescindir de los conceptos de identidad, disciplina y autonomía para teorizar sobre la arquitectura contemporánea y para profundizar en las diferencias, los saberes y las relaciones.
Una premisa sería que la arquitectura y el urbanismo no son disciplinas ni ciencias: son conocimientos técnicos y saberes instrumentales en continua transformación (…)
En consecuencia, partimos de la “diferencia” como marco, y de sus derivados como la experimentación de un pensamiento complejo; no de la identidad, siempre estática y cerrada, sino de la búsqueda de lo diferente, del “otro”.
(...)
El desarrollo de este texto radica también en otras críticas: a los mitos del arquitecto masculino como héroe, al predominio del objeto autónomo que se implanta aislado de su contexto, al proyecto pretendidamente planteado como creación sobre una hoja de papel en blanco. Lo que se defiende es que la arquitectura es un sistema compartible y transmisible, capaz de proponer soluciones para la construcción del hábitat. Y se parte de esta sintonía con esta idea del soporte, de la flexibilidad y de la participación (…)
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En definitiva, debemos deconstruir y superar las dualidades empobrecedoras, falsas e inoperantes, impuestas por la cultura patriarcal y logocéntrica, tales como razón/sentimiento u objeto/sujeto. Entre ellas, la antinomia más empobrecedora y frustrante es la de sujeto/objeto; es decir, el prejuicio de que es antagónico atender a la experiencia subjetiva y tener como voluntad la conciencia objetiva y colectiva.
(…)

Cambio epistemológico y vocabulario renovado
Por tanto, todo este proceso de revisión conceptual ha hecho imprescindible recurrir a la redefinición de conceptos básicos de la arquitectura -como forma, estructura, sistema, geometría, diagrama, experiencia o acción- a partir de las complejidades contemporáneas.
Es necesario una actualización del vocabulario de la arquitectura y del urbanismo acorde con la sociedad contemporánea, enriquecida por las exigencias de la participación y la ecología, por nuevas relaciones entre lo público y lo privado, por la arquitectura entendida como un proceso abierto, interpretada como un sistema complejo. Deberían introducirse intensivamente, además de estos tres conceptos clave de diagramas, experiencias y acciones, conceptos como mapeo, capas, gradientes, links, interrelación, transformación, ámbitos, materia, energía, atmósferas, etc. por lo que tienen de expresión de procesos, de inmaterialidades, de redes y relaciones, de ámbitos abiertos en sus funciones, de oportunidades y de espacios ambientales que no vienen determinados por aprioris formalistas. Todos estos conceptos nos aproximan al espacio y al contexto, a la vida y a la acción, sin quedar definidos por unas formas determinadas.
Como marco general, se considera que partimos de un mundo que debe interpretarse desde cuatro epistemes distintas que se intersectan, caracterizadas siempre por los distintos tipos de explotación y, al mismo tiempo, por las corrientes críticas de rebeldía y liberación que comportan: la interpretación económica, de la lucha de clases y de los campos de poder; la feminista que desvela un recurrente predominio histórico de un patriarcado que intenta no ser visible; la visión crítica de la ecología, que pone en cuestión la explotación salvaje de la naturaleza y sus recursos; y las interpretaciones poscoloniales, en un nuevo espacio geopolítico no unívoco ni eurocéntrico, que quiere ser policéntrico, basado en la diversidad cultural y que desvela las nuevas estrategias imperialistas. Cuatro epistemes o verdades del conocimiento distintas que pugnan por ser prioritarias y que tienen en su base los distintos sistemas de explotación: de clase, de género, de los recursos naturales y de unas nacionalidades y culturas por otras.
Además, una serie de cambios trascendentales caracterizan actualmente unas circunstancias muy distintas a las que enmarcaban las vanguardias del siglo XX, que podemos resumir en tres: los grandes movimientos migratorios actuales en el contexto de las sociedades poscoloniales, el impacto de las redes y de las relaciones de simultaneidad creados por las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, y los graves problemas ecológicos que se concentran en fenómenos como el cambio climático y el aumento de los desastres y la contaminación.


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