Allen, S. (2009). Del objeto al campo: condiciones de campo en la arquitectura y el urbanismo
Allen, S. (2009). Del
objeto al campo: condiciones de campo en la arquitectura y el urbanismo. En I.
Ábalos (Ed.), Naturaleza y artificio (1a ed., pp. 149–170). Barcelona:
Gustavo GIli.
149
“El
campo describe un espacio de propagación, de efectos. No incluye materia o
puntos materiales, sino funciones, vectores y velocidades. Describe relaciones
internas de diferencia dentro de campos de celeridad, de transmisión o de
puntos de aceleración; en una palabra, lo que Herman Minkowski llamó el mundo”.
Sanford
Kwinter, 1986
Las condiciones de campo se mueven de la unidad a la
multitud, de los individuos a los colectivos, de los objetos a los campos. Los
propios términos juegan con un doble significado. Los arquitectos no sólo
trabajan en su oficina o despacho, sino en el campo: en el
emplazamiento, en contraste con la estructura de la arquitectura. Hablar de “condiciones de
campo” implica aquí la aceptación de lo real en todo su desorden e
incertidumbre. Implica a los arquitectos en una improvisación material que se
lleva a cabo en el emplazamiento en tiempo real. Las condiciones de campo
consideran las restricciones como una oportunidad. Cuando se trabaja con y no
contra el lugar se produce algo nuevo al registrar la complejidad de lo que
viene dado.
Un
conjunto distintivo de significados, pero emparentados entre sí, comienza con
una intuición de un cambio del objeto al campo en las prácticas
teóricas y visuales recientes.
(…)
150
Presta gran atención a los precedentes en las artes
visuales, desde la pintura abstracta de la década de 1920 a la escultura
minimalista y posminimalista de la década de 1960. Al apartarse de las
restricciones del serialismo, los compositores de posguerra emplearon conceptos
como “nubes” de sonido o, en el caso de Iannis Xenakis, música estadística
en la que no es posible descomponer experiencias acústicas complejas en sus
unidades constituyentes. Los elementos infraestructurales de la ciudad moderna,
conectados por su propia naturaleza en redes abiertas, ofrecen otro ejemplo de
condiciones de campo en el contexto urbano. Por último, un análisis completo de
la repercusión de las condiciones de campo en arquitectura reflejaría
necesariamente los comportamientos complejos y dinámicos de los usuarios de la
arquitectura, y reflexionaría sobre nuevas tecnologías para dar forma a
programas y espacios.
150-151
Hablando en general, una condición de campo podría ser
cualquier matriz formal o espacial capaz de unificar diversos elementos
respetando al mismo tiempo la identidad de cada uno de ellos. Las
configuraciones de campo son conjuntos unidos de forma flexible que se
caracterizan por su porosidad y conectividad interna. La forma y extensión
global son altamente fluidas y tienen menos importancia que la relación interna
de las partes, que es lo que determina el comportamiento del campo. Los campos
no funcionan ni mediante mallas reguladoras ni mediante relaciones
convencionales de axialidad, simetría y jerarquía. Las reglas de combinación
tienen menos que ver con la disposición de elementos diferenciados e
identificables que con la agregación seriada de un gran número de partes
relativamente pequeñas y más o menos similares. Las condiciones de campo son
relacionales, no figurativas, y se basan en el intervalo y la medida. La escala
importa; las condiciones de campo dependen de la repetición y requieren una
cierta extensión para poder registrarse. Las condiciones de campo tienen una
capacidad especial para hacer que las fuerzas abstractas sean visibles. Una
lámina de limaduras de hierro registrará los patrones de un campo magnético,
pero las limaduras no son el campo; simplemente son el registro gráfico de las
fuerzas invisibles del propio campo: “Ni materia ni puntos materiales, sino
funciones, vectores y velocidades”. Las condiciones de campos son fenómenos a
los que se les ha dado la vuelta que no están definidos por esquemas
geométricos excesivamente arqueados, sino mediante conexiones internas
intrincadas. La forma importa, pero no tanto las formas de las cosas como las
formas entre las cosas.
151
Una descripción de las propiedades y potenciales de lo que
yo llamo condiciones de campo no puede reclamar la producción de una teoría
sistemática sobre la forma o la composición arquitectónicas. El modelo teórico
que aquí se propone anticipa su propia irrelevancia cuando se enfrenta a la
realidad de la práctica. Se trata de conceptos de trabajo que se derivan de la
experimentación en contacto con lo real. Las condiciones de campo mezclan
deliberadamente la alta teoría con la baja puesta en práctica. El supuesto de
trabajo en este texto es que la teoría de la arquitectura no surge de un vacío,
sino que siempre constituye un complejo diálogo con la practica en curso.
154
“Conocemos dos maneras de desviar la atención. La simetría es
una de ellas; la otra es la general, donde cada pequeña parte es un ejemplo de
lo que se encuentra en cualquier parte”. John Cage
Abandono del cubismo
(…)
Es esta sensación de agotamiento de los modelos compositivos
disponibles, o con más exactitud, una desconfianza ante la idea misma de
composición, lo que hizo necesario encontrar las nuevas estrategias de trabajo
basadas en el proceso que tan importantes fueron para el surgimiento del
minimalismo a mediados de la década de 1960. El rechazo de la composición en
favor del proceso de Richard Morris, o la crítica de la “composición por
partes” de Donald Judd, pone de manifiesto este empeño en producir un nuevo
modelo de trabajo (…)
155
La construcción de significado se desplazó desde el objeto
propiamente dicho hasta el campo espacial entre el observador y el objeto: una
zona fluida de interferencia perceptiva poblada de cuerpos en movimiento (…)
157
Construcciones de campo
(…)
157-158
(…) Hoy es posible imaginar (y con la fabricación por
ordenador cada vez resulta más fácil de realizar) una forma de construcción que
progresa no del todo hacia las partes, considerando el detalle como la
verificación de una idea compositiva mayor, sino desde la parte a la parte:
comenzando con el elemento individual y especificando cómo se une con el
elemento siguiente, moviéndose hacia afuera desde la parte más pequeña al todo
(…). La diferencia o la figura puede producirse de una forma incremental, a
partir de la repetición y de la lógica constructiva del tejido en oposición a
una ruptura disyuntiva impuesta desde el exterior (…)
158-159
El campo es una condición material, no una metáfora. Las
condiciones de campo tienen que ver con la organización, con la materia y la
fabricación, y van más allá de la oposición convencional entre construcción y
creación de forma (…) Al permanecer atentos a las condiciones de detalle que
determinan la conexión de una parte con la otra, al entender la construcción
como una “secuencia de acontecimientos”, se hace posible imaginar una
arquitectura que puede responder fluida y sensiblemente a la diferencia interna
al tiempo que mantiene la estabilidad global.
(…)
159
La ciudad americana: el campo abierto
La malla cuadrangular es uno de los mecanismos de organización
más antiguos y persistentes de la arquitectura (…) Sin embargo, hoy la malla ha
caído en desgracia. Por un lado, la consistencia de la malla es sospechosa
porque puede operar para suprimir la diferencia local a favor de universales
esencializantes (…)
161
Estas ciudades americanas son condiciones de campo
prototípicas. Las variaciones locales d ela topografía o de la historia se
acomodan ligeramente dentro del orden general; los bordes son porosos y están
definidos sin excesivo rigor. Las ciudades no tienen un límite fijo porque sólo
son un caso local de un orden mayor similar a un campo. Están conectadas unas
con otras en una red de mayor tamaño mediante carreteras y líneas de
ferrocarril que siguen una lógica organizativa similar. La organización y la
estructura despliegan casi una infinita variedad dentro de patrones que son
legible por el público y manejables por las instituciones. El orden se ajusta a
la contingencia local sin comprometer su sentido global de coherencia.
Variación y consistencia, diferencia y orden -los propios ideales
estadounidenses de libertad individual y responsabilidad colectiva- se
sostienen en un equilibrio delicado.
161-162
2D con grosor: muarés, esteras
Todas las mallas son campos, pero no todos los campos son
mallas (…) “vacuos, inmensos y señalados”. Esta terminología también podría
aplicarse a los atributos básicos de lo que yo llamo condiciones de campo. El
campo no es figurativo, de ahí que sea vacuo y que se resista a la
interpretación semiótica; el campo es necesariamente inmenso; es decir,
necesita extensión y un número suficiente de repeticiones para ser registrado
como un campo y no como un fragmento. El tercer término, “señalado”, es menos
obvio, pero importante en este contexto. La capacidad de una arquitectura de
señalar “un mundo fuera de este mundo” implica algo más complejo que una simple
oposición entre lo figurativo y lo abstracto, entre campo y figura. Reafirma la
capacidad de un sistema abstracto para cargarse de significado y desencadenar
diferencias: un campo dirigido. Formalmente sugiere que la figura podría
entenderse no como un objeto delimitado contra un campo estable, sino como un
efecto que surge del propio campo: como un momento de intensidad, como un pico
o valle en un campo continuo.
162
Lo que se pretende aquí es una rigurosa atención a la
producción de diferencia a escala local, incluso manteniendo una relativa
indiferencia por la forma del conjunto. Las diferencias sociales auténticas y
productivas, se sugiere, prosperan a nivel local y no en forma de mensajes
semióticos a gran escala o formas escultóricas. Por tanto, el estudio de estas
combinaciones de campo sería un estudio de modelos que operan en la zona entre
figura y abstracción, modelos que replantean la oposición convencional entre
figura y abstracción, o sistemas de organización capaces de producir vórtices,
picos y protuberancias -efectos que introducen diferencia y dirección (“señalados”)-
fuera de un sistema de elementos individuales repetidos que en sí mismos son
reguladores y organizados en un conjunto más grande y coherente.
Algunas de estas estrategias organizativas están simuladas o
anticipadas en formas meramente gráfica. Por ejemplo, el muaré es un efecto
figurativo que se produce por la superposición de dos campos regulares. De la
combinación de elementos que son en sí mismos repetitivos y regulares se
derivan efectos inesperados que muestran un comportamiento complejo e irregular
en apariencia; pero el efecto muaré no es aleatorio; cambia repentinamente de
escala y se repite de acuerdo con complejas leyes matemáticas. Los efectos
muaré a menudo se utilizan para medir tensiones ocultas en campos continuos, o
para trazar formas figurativas complejas. En estos casos, figura y campo nunca
pueden separarse en campos diferenciados. En todos estos casos, conviven de
manera increíble un campo regular y una figura emergente.
(…)
163
Bandadas, bancos de peces, manadas, masas
(…)
164
La bandada es claramente un fenómeno de campo, definido por
condiciones internas simples y precisas, y es relativamente indiferente a la
forma y la extensión global. Puesto que las reglas se definen internamente, las
obstrucciones no resultan catastróficas para el conjunto; las variaciones y
obstáculos del entorno se adaptan con unos ajustes fluidos. Bandadas pequeñas o
grandes muestran básicamente la misma estructura; tras muchas repeticiones
aparecen las pautas. Sin repetirse exactamente, el comportamiento de la bandada
tiende hacia configuraciones bastante similares, no de tipo fijo, sino como el
resultado acumulativo de conducta localizados.
165
Las aglomeraciones o multitudes presentan una dinámica
distinta, motivadas por impulsos más complejos, e interactúan según pautas
menos predecibles. En su libro, Masa y poder, Elias Canetti propone una
taxonomía más amplia: masas abiertas y cerradas; masas rítmicas
y estancadas; la masa lenta y la rápida. Canetti estudia
las variedades de masa, desde la religiosa, formada por peregrinos, hasta la
formada por aquellos que participan en un espectáculo, extendiendo incluso sus
reflexiones hasta el fluir de los ríos, las acumulaciones de cosechas y la
densidad de los bosques. Según Canetti, la masa presenta cuatro atributos
principales: “La masa siempre quiere crecer; dentro de una masa hay igualdad; a
la masa le gusta la densidad; la masa necesita una dirección”.
(…)
166
Masas y manadas actúan al límite del control. Con estos dos
ejemplos, y aparte de las sugestivas posibilidades formales, me gustaría sugerir
que la arquitectura podría desviar provechosamente la atención de su
tradicional forma de control de abajo arriba y empezar a investigas las
posibilidades de un enfoque general de arriba abajo más flexible. Las
condiciones de campo ofrecen a la arquitectura un terreno de pruebas para
tratar las dinámicas de uso, las pautas de comportamiento de multitudes y la
compleja geometría de las masas en movimiento.
Instituciones distribuidas
(…)
166-167
Más recientemente, ha habido un intento por abrir estas instituciones
mediante rupturas compositivas y estrategias de descomposición más radicales.
Sin embargo, los cambios compositivos son capaces de reconfigurar estas
instituciones hasta un límite. Mientras que las reglas compositivas que rigen estas
composiciones modernas de fragmentos pueden ser nuevas, persiste el supuesto
clásico de que la composición se ocupa de la disposición de, y la conexión
entre, dichas piezas.
(…)
167
A medida que se cuestionan los papeles sociales, políticos y
técnicos de esas instituciones, las tipologías correspondientes pierden su
especial capacidad para ordenar y representar el espacio. En el caso de la
biblioteca o el museo, por ejemplo, lo que en su momento fue un lugar de
certidumbre, un depósito ordenado de conocimiento dispuesto en categorías
conocidas y acordadas, ha sido erosionado por la avalancha de medios de
comunicación, la cultura consumista y las telecomunicaciones. La capacidad de
la arquitectura para representar y cobijar esa memoria colectiva se ha
atrofiado. Proyectar una biblioteca o un museo en la actualidad significa
enfrentarse con una colección completamente nueva de expectativas; sobre todo,
significa reconocer una incertidumbre siempre creciente sobre aquello que constituye
el conocimiento, quién tiene acceso a él y cómo se distribuye.
167-168
Quizá sea necesario un cambio más radical. Las condiciones
de campo combaten los modos compositivos convencionales modernos del mismo modo
que el movimiento moderno combatía las reglas clásicas de composición. La
provisionalidad del todo debilita la aspiración clásica de totalidad, la
similitud de las partes entre sí y la complejidad de la conexión opera contra
la fragmentación moderna. En la condición de campo la forma global surge de las
condiciones establecidas localmente. La reinvindicación que se hace aquí es que
la noción de condiciones de campo podría ser un punto de partida para volver a
pensar la forma institucional convencional a través del concepto de campo. Los
principios de organización que aquí se proponen sugieren nuevas definiciones de
“partes”, así como maneras alternativas de concebir la cuestión de la relación
entre dichas partes. La forma de estas instituciones no trata de representar,
metafóricamente, la nueva condición de la institución, ni trata de promover
directamente otras maneras de pensar o de actuar. En cambio, al formar la
institución dentro de una condición de campo dirigida, vinculada a la ciudad o el
paisaje, se deja un espacio para las improvisaciones tácticas de los futuros
usuarios. Se propone cierta “holgura” entre actividad y envoltura.
168
Cuando Michel Serres habla de que la inevitabilidad de la
estática, de los accidentes y las alteraciones debilitan cualquier sistema
formal definido por puntos y líneas, no está demasiado lejos de lo que se
pretende aquí. Más que una configuración formal, la condición de campo implica
una arquitectura que admite el cambio, el accidente y la improvisación; no es
una arquitectura investida de permanencia, estabilidad y certeza, sino una
arquitectura que deja espacio a la incertidumbre de lo real:
“Las estaciones y los caminos forman juntos un sistema.
Puntos y líneas, entes y relaciones. Lo interesante podría ser la construcción
del sistema, el número y disposición de las estaciones y los caminos; o podría
ser el flujo de mensajes que atraviesan las líneas. En otras palabras, un
sistema complejo se puede describir formalmente […] Se podría haber buscado la
formación y distribución de las líneas, caminos y estaciones, sus lindes,
orillas y formas; pero también se debe escribir sobre intercepciones,
accidentes en el recorrido entre estaciones […] Lo que pasa puede ser un
mensaje, pero los parámetros (estática) impiden que se escuche, y a veces
impiden que se envíe”
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