Tatarkiewicz, W. (1997). La creatividad: historia del concepto, en Historia de seis ideas. Arte, belleza, forma, creatividad, mímesis, experiencia estética (6th ed.). Tecnos.
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La creatividad: historia del concepto
1. El arte visto sin creatividad
Los griegos no tuvieron términos que se correspondieran con
los términos “crear” y “creador”. Y puede decirse que tampoco tuvieron
necesidad de tales términos. La expresión “fabricar” (ποίεϊν) les bastó. En realidad,
ni siquiera hicieron extensiva esta expresión arte o a artistas tales como pintores
y escultores, ya que dichos artistas no hacen cosas nuevas, sino que
simplemente imitan las cosas que ya existen en la naturaleza. “¿Podemos decir
que un pintor fabrica algo?”, preguntaba Platón en La república, y contestaba: “Es
seguro que no, simplemente imita”.
282
El latín fue más rico que el griego: tenía un término para
crear (creatio) y para creador; tenía dos expresiones -facere y creare-
donde el griego no tenía sino una: ποίεϊν. Sin embargo, creare
significaba más o menos lo mismo que facere (…)
En el periodo cristiano se produjo un cambio fundamental: la
expresión creatio llegó a designar el acto que Dios realiza creando a
partir de la nada, creatio ex nihilo. En esta expresión, su significado
era distinto a facere (fabricar), pero al mismo tiempo dejó de aplicarse
a las funciones humanas.
(…)
282-283
Todo esto cambió en los tiempos modernos. Es ampliamente
sabido que los hombres del Renacimiento fueron conscientes de su independencia,
libertad y creatividad propias (…) Probaron varias expresiones, pero la
creatividad no se incluyó por el momento. El filósofo Marsilio Ficino dijo que
el artista “inventa” (excogitatio) sus obras; el teórico de arquitectura y
pintura Alberto, que preordena (preordinazione); Rafael, que conforma el
cuadro a su idea; Leonardo, que emplea formas que no existen en la naturaleza (forme
che non sono in natura); Miguel Angel, que el artista plasma su visión en lugar
de imitar la naturaleza; Vasari, que a la naturaleza se la conquista por el
arte (natura vinta dall’arte); el teórico del arte veneciano Paolo Pino,
que la pintura es “inventar lo que no es” (…)
283-284
Hacia el siglo XVIII, el concepto de creatividad fue
apareciendo con mayor frecuencia en teoría del arte. Iba unido al concepto de
imaginación (…)
284
En el siglo XIX, el arte se tomó su revancha por la resistencia
de los siglos precedentes a considerarle como creatividad. Ahora no sólo se le
reconoció la creatividad, sino que sólo se le reconocía a él. “Creador” llegó a
ser sinónimo de artista y poeta. Cuando más tarde, al principio del siglo XX,
comenzó la polémica sobre la creatividad en las ciencias (…) y en la naturaleza
(…) la gente en general pensó que se trataba de la transferencia a las ciencias
y a la naturaleza de los conceptos propios del arte.
285
En resumen: el arte y la poesía tiene lemas: ley y
creatividad, o: reglas y libertad; o también: destreza e imaginación. La
historia del concepto de creatividad indica que durante largo tiempo el primer
papel fue el que predominó.
286
1.
Durante casi mil años, el concepto de creatividad
no existió en filosofía, ni en teología, ni en el arte europeo. Los griegos no
tuvieron tal término en absoluto; los romanos sí, pero nunca lo aplicaron a
ninguno de estos tres campos. Para ellos, era un término del lenguaje
coloquial, “creator” era un sinónimo de padre, y “creator urbis”
del fundador de una ciudad.
2.
Durante los siguientes mil años el término se
utilizó, pero exclusivamente en teología: creator era un sinónimo
de Dios. La palabra siguió empleándose, en este sentido únicamente, hasta una época
tan tardía como la Ilustración.
3.
Es en el siglo XIX cuando el término “creator”
se incorporó al lenguaje del arte. Pero entonces se convirtió en propiedad exclusiva
(en el mundo humano) del arte: creador se convirtió en sinónimo de artista. Se
forman nuevas expresiones, que anteriormente se habían considerado como
superfluas, como por ejemplo el adjetivo “creativo” y el sustantivo “creatividad”;
estas expresiones se utilizaban exclusivamente para hacer referencia a los
artistas y a sus obras.
4.
En el siglo XX, la expresión “creator” empezó a
aplicarse a toda la cultura humana; se comenzó a hablar de la
creatividad en las ciencias, de políticos creativos, de creadores de una nueva
tecnología.
292
5. El concepto contemporáneo de creatividad
(…) ¿Cuál es la substancia de este concepto, en qué consiste
la creatividad -en sentido amplio-, qué rasgos hacen que sean diferentes las
actividades y las obras creativas de las que no lo son?
La respuesta parece sencilla. El rasgo que distingue a la
creatividad en todos los campos (…) es la novedad: la novedad que existe
en una actividad o en una obra. Pero esta es una respuesta simplista (…) Toda creatividad
implica novedad, pero no a la inversa. El concepto de novedad es vago -lo que
es nuevo en un sentido de la expresión, no lo es en otro sentido. Como en los
dos bellos poemas de Jerzy Zagórsky (…) “todo cambia” y “nada cambia”. Las
obras humanas pueden considerarse desde diferentes puntos de vista y aquellos
trabajos que son nuevos desde un cierto punto de vista no lo son desde otro
enfoque (…)
293
En segundo lugar, la novedad está sujeta a gradación; es
mayor o menor. Pero no hay medida, balanza o aparato que pueda medir la novedad
(…) Podemos decir que la creatividad es un alto grado de novedad (…) En tercer
lugar, en la creatividad humana existen varias clases de novedad cualitativamente
diferentes: una forma nueva, un modelo nuevo y un método
nuevo de producción (…)
La novedad consiste, en general, en la presencia de una
cualidad que antes estaba ausente, aunque a veces se trate únicamente de un aumento
cuantitativo o que se produzca una combinación a la que se estaba acostumbrado.
Un historiador de filosofía de finales del siglo XIX, Dégérando, pensaba
incluso que toda creatividad no es nada más que una nueva combinación. «Toute
création n’est qu’une combinaison.»
En cuarto lugar, la novedad lograda por personas creativas
tiene varios orígenes: es deliberada o no intencionada, impulsiva o
dirigida, espontánea o resuelta metódicamente a base de estudio y reflexión; es
el sello de las diversas actitudes de las personas creativas, la
expresión de sus diferentes mentalidades, destrezas y talentos.
En quinto lugar, la creación de un trabajo nuevo tiene
varios efectos, teóricos y prácticos, comprendiendo desde los efectos
neutros hasta aquellos que han conmovido al individuo y la sociedad, desde los
triviales hasta los que han marcado una época transformando la humana, como
sucede por ejemplo con los de índole móvil, la luz eléctrica, la locomotora, el
avión; o como las grandes obras de la filosofía, la literatura y el arte (…) Lo
esencial es: el criterio de la creatividad no es sólo la novedad; comprende
también algo más -un nivel más elevado de acción, un mayor esfuerzo, una mayor
eficacia.
294
Consideramos personas creativas aquellas cuyos trabajos no
son sólo nuevos, sino que además son la manifestación de una habilidad
especial, una tensión, una energía mental, un talento o un genio. La energía
mental utilizada en la producción de algo nuevo nos da la medida de la
creatividad así como la de la misma novedad. En realidad es, después de la
novedad, una segunda forma de medir la creatividad.
Así pues, la creatividad tiene dos criterios, dos medidas. Y
ninguna -ni la energía mental ni la novedad- se prestan a ser medidas, sólo
pueden evaluarse intuitivamente (…)
(…) ¿Porqué se valora la creatividad? Al menos por dos
razones. Porque producir cosas nuevas amplía el marco de nuestras vidas, y
también porque es una manifestación del poder de independencia de la mente
humana, una manifestación de su individualidad y singularidad.
295-296
6. El pancreacionismo
(…) El hombre es creativo cuando no se limita a afirmar,
repetir, imitar, cuando da algo de sí mismo. Una gran cantidad de creatividad
se produce así: no sólo en lo que el hombre hace con el mundo y lo que piensa
de él, sino también en cómo ve el mundo. No puede ser de otro modo. De grado o
por fuerza, el hombre ha de completar los estímulos que recibe del mundo, debe
configurar su propia imagen del mundo, pues las sensaciones que recibe son
incompletas y amorfas, requieren integración, son simple materia prima. El
hombre recibe del exterior sensaciones desconectadas que él ensambla -que debe
ensamblar- configurando una sola imagen. Esto era ya conocido por Platón y de
algunos platónicos. Esta teoría fue sistemáticamente expuesta por Kant, y Goethe
describió al hombre como un ser que da forma a aquello con lo que entra en
contacto.
296
Pero es sobre todo una convicción de nuestros tiempos, y ha
sido expresada por Heidegger, Cassirer y Koestler. La creatividad (…) es un
hecho incuestionable, ocurre en cada actividad del hombre, es universal e inevitable.
Puede decirse que el hombre está condenado a la creatividad.
7. La creatividad del artista
La historia demuestra que entre el concepto teológico de
creatividad, característico sobre todo de la Edad Media, y el concepto de hoy
día, se ha utilizado además otro que es característico del siglo XIX, y que
limitaba la creatividad al arte. ¿Cómo se concibió la creatividad en aquella
época, si no podía aplicarse más que al arte? La interpretación de entonces no
era idéntica a la de hoy; la creatividad venía determinada no sólo por la
novedad y la energía mental, pues estos aspectos no se dan únicamente en el
arte o en el trabajo de los artistas, sino que aparecen igualmente en el
trabajo de los eruditos, de los científicos, de los técnicos y de los
organizadores. Por eso, en el pensamiento del siglo XIX, la creatividad debió
significar algo diferente.
297
Lo que significaba era la producción de una existencia de
ficción: Hamlet y Otelo, Pickwick y Martin Chuzzlewit, Werther y Wilhelm Meister,
la producción de unos seres de ficción, de personalidades, destinos, hechos
ficticios.
298
(…)
La creatividad es el elemento decorativo de la ciencia y la
tecnología, pero es la esencia del arte (…) La asociación no existió mientras que
la belleza fue la que definía al arte. Cuando la asociación entre el arte y la
belleza se fue debilitando, aquella que existía entre el arte y la creatividad
se hizo más fuerte. En los tiempos pasados se asumía que no existía arte sin belleza;
hoy, en cambio, se asume que no existe arte sin creatividad.
Tatarkiewicz, W. (1997).
Historia de seis ideas. Arte, belleza, forma, creatividad, mímesis,
experiencia estética (6th ed.). Tecnos.
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