Copleston, Frederick: Historia de la Filosofía I. Grecia y Roma.

 Copleston, Frederick: Historia de la Filosofía I. Grecia y Roma.

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3. La Historia de la Filosofía da cuenta de los esfuerzos del hombre por hallar la Verdad mediante la razón discursiva.

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Capítulo II La cuna del pensamiento occidental

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(…) se ha de recordar que Jonia era, por así decirlo, la encrucijada en la que venían a encontrarse el Occidente y el Oriente (…)

(…) La filosofía griega estaba en estrecha relación con las matemáticas, y se ha mantenido que los griegos derivaron sus matemáticas de Egipto y su astronomía de Babilonia (… Así, la Geometría egipcia consistía principalmente en métodos prácticos para medir y separar de nuevo los terrenos después se cada inundación del Nilo.

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Zeller insiste en la imparcialidad de los griegos cuando consideraban el mundo en torno suyo, cualidad que, combinada con su sentido de la realidad y su poder de abstracción, “les hizo capaces de reconocer desde una época muy temprana lo que sus ideas religiosas eran realmente: creaciones de una imaginación artística”.

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(…)

El griego admiraba la eficacia, tenía por ideal al hombre esforzado y poderoso que sabe lo que quiere y que puede conseguirlo;

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El hombre que va demasiado lejos, que trata de ser y de tener mas de lo que el destino le reserva, concítase inevitablemente la envidia de los dioses y corre a su perdición. El hombre o la nación que se hallan poseídos por el afán desenfrenado de autoafirmarse, son arrastrados en derechura a confiar temerariamente en sí y, con ello, a su destrucción. La pasión ciega alimenta la confianza en sí, y la jactanciosa confianza en sí mismo lleva a la ruina.

Es conveniente caer en la cuenta de este aspecto del carácter griego: la condena, por Platón, de la teoría de que “el derecho es la fuerza” adquiere entonces todo su relieve.

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Pese al lado melancólico del griego, su percepción del constante proceso del cambio, de la transición de la vida a la muerte y de la muerte a la vida, le ayudó a orientarse, en las personas de los filósofos jonios, a un comienzo de filosofía; pues aquellos hombres vieron que, a a pesar de todos los cambios y transiciones, debe de haber algo que permanece. Por qué? Pues porque el cambio es el paso de alguna cosa a alguna otra. Ha de haber algo primordial, algo que persista, que vaya tomando varias formas y que soporte este proceso del cambio.

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Para llegar a concebir uno de los elementos como el último de todo lo existente es preciso ir mas allá de las apariencias sensibles. Y aquellos pensadores no llegaron a sus conclusiones mediante una aproximación científica, experimental, sino valiéndose de la razón especulativa: la unidad que afirmaron era, sin duda, una unidad material, pero una unidad puesta por el pensamiento. Además, era abstracta -es decir, abstraída, sacada de los datos de las apariencias sensibles- aunque fuese materialsta. Por lo tanto, podríamos llamar tal vez a las cosmologías jonias modalidades del materialismo abstracto (…)

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El único punto cierto y realmente importante de la doctrina de Tales es que él concebía “las cosas” como cambiantes formas de un primario y último elemento. Que designase el agua como este elemento es la característica histórica que le distingue, por así decirlo, pero lo que le granjea su rango de primer filósofo griego es el hecho de haber sido él el primero en concebir la noción de la Unidad en la Diversidad (aunque, ciertamente, no aislase la noción en el plano lógico), y el que, aun aferrándose a la idea de la unidad, intentara explicar las evidentes diferencias que se perciben en lo múltiple (…) Lo complicado del problema no puede advertirse mientras no se haya comprendido con claridad la radical distinción entre la materia y el espíritu: antes de haber penetrado en tal distinción (y aun después de haberlo conseguido, si, una vez "comprendida", se la niega), las soluciones que se den al problema han de ser forzosamente simplistas: se concebirá la realidad como una unidad material (al modo del pensamiento de Tales) o como una Idea (al modo como la conciben ciertas filosofías modernas). Sólo se puede responder adecuadamente a la complejidad del problema de lo Uno y lo Múltiple si se entienden bien y se afirman sin ambajes los grados esenciales de lo real y la doctrina de la analogía del ser; de lo contrario, la riqueza de lo múltiple será sacrificada a una unidad falsa y concebida más o menos arbitrariamente.

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Anaximandro llegó, pues, a concebir que el elemento primero, el Urstoff, era indeterminado. Era más primitivo que los opuestos, por ser aquello de lo que estos salían y a lo que volvían al corromperse.

Este elemento primigenio (…) fue llamado por Anaximandro -y, según Teofrasto, él fue el primero en darle tal nombre la causa material.

“No es ni el agua ni ningún otro de los llamados elementos, sino una naturaleza diferente de ellos e infinita, de la cual proceden todos los cielos y los mundos en éstos encerrados”. Es {tò ăretpov}, la sustancia sin limites. “Eterna y sin edad”, “abarca todos los mundos”.

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Podemos repetir una vez más que, en general, la mayor importancia de los jonios estriba en el hecho de haber sido ellos quienes plantearon la cuestión acerca de la naturaleza última de las cosas, más bien que en todas las respuestas particulares que dieron a esta misma cuestión (…) para ellos, este mundo era el único mundo. No seria muy exacto, sin embargo, considerar a los cosmólogos jonios como materialistas dogmáticos. La distinción entre la materia y el espíritu no se había concebido aún, y, en tanto no se concibiese, difícilmente podía haber materialistas en el sentido que hoy damos a este término. Fueron materialistas en cuanto que trataron de explicar el origen de todas las cosas a partir de un elemento material cualquiera; pero no lo fueron en el sentido de que negaran deliberadamente la distinción entre la materia y el espíritu, por la sencilla razón de que tal distinción no había sido concebida aún tan claramente como para que fuese posible su negación formal.

Apenas es preciso indicar que los jonios fueron “dogmáticos”, en el sentido de que no se plantearon el “problema critico”. Estimaron que podemos conocer las cosas tales como son: estaban llenos de la ingenuidad de quien admira en medio del goce del descubrimiento.


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