Gazapo/ Lapayese (2010): ¿Desde dónde... se construye el paisaje?
Selim Abdel CASTRO SALGADO, M. Arq. //Doctorado en
Arquitectura y Urbanismo
GAZAPO, Darío; LAPAYESE, Concha (2010): ¿Desde dónde... Se construye
el paisaje?, Revista AUS No. 7
Contextualización_
(…) la sociedad y en particular la práctica arquitectónica, han
desviado su óptica o intereses hacia lo que se podría denominar de forma genérica,
como exterioridad (…)al surgir nuevos entornos, dominios, contextos o
relaciones entre los mismos (…)obligan a una reconsideración permanente sobre
las formas de acción o activación de esa dimensión (…)la dimensión “interior”
de las cosas y de las personas hubiese quedado, momentáneamente, relegada a un
segundo plano (…) la reflexión sobre el yo.
La condición de la exterioridad reside en lo coyuntural, en
la circunstancia, en lo que nos rodea, y por tanto es la dimensión de la
relación, de la comunicación, de lo público, del estrato de lo común, la
dimensión de lo alternativo, de lo virtual, de la posibilidad de una nueva
identidad (…) conseguir coexistencias coherentes desde la obligada hibridación
con las dimensiones alternativas.
(…) la posibilidad o necesidad de reflexionar sobre el
paisaje, supone un obligado ejercicio de intertextualidad. De la misma forma
como Duchamp producía sus ready-mades en contextos o disposiciones inesperadas
o aparentemente impropias, estos escritos, procuran emplear una estrategia
similar que posibilite desvelar significados alternativos al término “paisaje”,
localizándose en angulaciones diversas y focalizando la atención a los estados
iniciales de los procesos configuradores del paisaje.
La definición de Paisaje, lleva implícita la idea de
construcción y en consecuencia, el empleo de una lógica específica (…)La
primera acción del proceso, supone una elección sobre la posición referencial
en la que se localiza el constructor de paisajes. Es a partir de esa hipótesis
o decisión inicial, desde donde, a continuación, se desarrollará un proceso
vertiginoso e imprevisible
(…) Es desde el origen del proceso de pensamiento, desde
donde se establece la especificidad en la forma de la mirada.
La definición de Paisaje, lleva implícita la idea de
construcción y en consecuencia, el empleo de una lógica específica que
posibilite esa acción de formalización del concepto, o de la estrategia de la
“paisajización”. La primera acción del proceso, supone una elección sobre la
posición referencial en la que se localiza el constructor de paisajes. Es a
partir de esa hipótesis o decisión inicial, desde donde, a continuación, se
desarrollará un proceso vertiginoso e imprevisible, que concluirá con la
formalización de un determinado paisaje. Es a partir del análisis de tales
situaciones, desde donde es posible la discusión y la crítica. Es desde el
origen del proceso de pensamiento, desde donde se establece la especificidad en
la forma de la mirada.
Deleuze y Guattari, con su libro “Mil Mesetas”, podrían ser
representativos de una actitud que requiere definir un contexto particular
desde donde proyectar su acción.
Si se analiza el título, se observa cómo la primera acepción
implica ya un lugar específico y diferenciado. La meseta, es un accidente
geográfico determinado, que lleva implícita una particular acción: la observación,
la mirada, la contemplación. Pero a su vez, las relaciones topológicas otorgan
a la formación geográfica una situación preponderante respecto al resto de
acontecimientos que la rodean
También desde la nostalgia es posible construir algunos paisajes
(…) Las mesetas de Deleuze se refieren a acontecimientos signados por su
trascendencia histórica, específicos en cuanto a su tiempo y a su identidad,
pero similares en cuanto a su relevancia. La estructura rechaza la jerarquía,
asumiendo un comportamiento “rizomático”. Se trataría de un sistema de
conjuntos entrelazados, donde la atención no va tanto dirigida hacia el
concepto, como a las circun- stancias de las cosas -¿en qué caso?, ¿dónde?
¿cuándo? ¿cómo?-. Desde esta reflexión sobre el “paisaje”, el término debería
devenir en “acontecimiento”
Desde la incertidumbre…
Desde la ingenuidad…
Desde el miedo…
Desde la inmovilidad…
Desde la belleza…
Desde la seguridad…
Desde la convención…
Desde el pragmatismo…
Desde la utopía…
Desde la entropía…
Desde la trasgresión…
Desde el pasado…
Desde el futuro…
Desde la soledad…
Desde la amenaza…
Desde el cinismo…
Desde lo próximo…
Desde la interdisciplinariedad o desde la disolución de las
categorías clásicas de las artes o acciones ligadas al paisaje, supondría un posicionamiento
ciertamente ambiguo (…)Desde la arquitectura, Frank Stella construye
arquitectónicamente un paisaje perforado desde el que se percibe Nueva York.
Frank O.Gehry construye una nube de colores con las formas escultóricas de
Stella.
Desde la deslocalización, dado que los sistemas clásicos de
identificación geográfica o de orientación (…)se han visto transformados y
sustituidos por la inserción en nuestra cultura, de mecanismos guiados por
satélite que ofrecen instantáneamente tu posición relativa. Se hace necesario
replantear una estrategia de construcción del paisaje, que comenzaba con la
incertidumbre y la intuición, por la emoción y el equívoco de la imaginación.
¿Y si a esto
le aumentamos la incomunicación por vías de mensajería y telefonía ubicua?
Desde la posibilidad del poder. Utilizando el paisaje como
un instrumento de dominio, por el que es posible establecer los mecanismos
desde donde ejercer una sutil influencia sobre las emociones y los
sentimientos…sobre lo indeterminado de los afectos. Actúa como una
circunstancia aparentemente pasiva en la que se desarrollan y contextualizan las
acciones más determinantes. Francis Bacon siempre compone, o construye, sus
derivadas metamórficas, sus acciones transformativas, en el interior de unas
leves estructuras de “alambre” que parecen resonar a la expansión o movimiento
de las figuras…O quizás son las figuras quienes se retuercen bajo la sutil y
continua presión de los marcos.
(…) Desde la propia acción de la mirada, seleccionando o
distinguiendo su foco. Redundando en la forma de percibir, corrientemente se
mira al paisaje, no los objetos que lo configuran. Lo específico, lo
particular, se diluye a favor de una apreciación más general y compleja.(…)
Desde el reflejo. Es posible construir el paisaje,
estimándolo como una construcción subjetiva, generada por nuestra propia
mirada, por lo que de alguna forma, obliga a incorporarnos a ese determinado
marco que se nos ofrece cargado de belleza o seducción. La cuestión es la
distancia que se decide fijar para definir la implicación deseada, bajo la
demanda de cualquier requisito moral. El paisaje se construye sobre nosotros
mismos, en nosotros mismos. La construcción del paisaje implica una mirada
sobre la interioridad, como si la estructura del lugar se plegase sobre
nosotros, activando todos y cada uno de los mecanismos que definen la
arquitectura del paisaje, esas estructuras invisibles que conforman los
sistemas espaciales del sentimiento y la emoción.
Desde la acción de la medida o la “mapificación”. En cuanto
pudiese ser factible cuantificar los efectos del paisaje y su posterior
evaluación sobre el lugar y el espacio construido. Los términos de contraste
serían en un caso los parámetros que remiten a la estabilidad y el dominio y en
el otro, a los aspectos en torno a la velocidad y al tiempo. El espacio se
construiría como un lugar compuesto por intersecciones, trazado mediante
posibles vínculos establecidos entre elementos que a su vez son específicamente
vectoriales, direccionales. Deleuze propone la alternativa entre medir para
efectuar las relaciones, o bien, efectuar las relaciones sin medida. Contar
para ocupar el espacio-tiempo, o bien ocupar sin contar.
Desde la acción de habitar. En tanto el lugar se convierte
en espacio y por tanto, en paisaje, cuando es activado por la acción del
habitar en su más amplio sentido. El territorio comenzará entonces a
constituirse en un sistema complejo de interacciones, con un comportamiento
absolutamente indeterminado e incierto. Robert Smithson describe la “entropía”
de los paisajes, como la tendencia a “crecer” hacia la ruina “conformes” son
erigidos. En consecuencia, su alteridad provoca la imposibilidad de ser
racionalizado. Y por tanto el paisaje resulta inasible, imposible de
sistematizar, de clasificar, de controlar.
Desde la posibilidad de su restitución. A partir de la
desaparición o eliminación de algunos de los valores que determinan el propio
paisaje. Un paisaje pudiera ser regenerado mediante la reconstrucción de
ciertas trazas o indicios que garanticen su relectura. Pero ciertos paisajes,
casi todos, una vez se han visto desligados de su sentido y significados
iniciales, pasan a convertirse en ruinas sin posibles rutas lógicas, ni enlaces
con el futuro. Desde lo artificial, Peter Eisenman insiste en construir un
paisaje ficticio, en una de las operaciones más confusas y complejas, que
utilizan la escala, la memoria -las huellas- y la referencia como pautas para
su estrategia.
Desde lo natural. Burle Marx dibuja un borde que reverbera
la geometría natural de la costa de Río.
Desde la trasgresión. Que ineludiblemente implica, por
contraste, la referencia a la acción de la normativa. La construcción de un
paisaje implica u obliga un determinado ordenamiento y/o sometimiento
Desde el sentimiento de desolación. Los lugares
corrientemente se muestran severos, insensibles, inconmensurables o
incuantificables, en definitiva, absolutamente ajenos… Isamu Noguchi construía
desde el sentimiento de la no pertenencia, del exilio permanente, su visión de
la tierra era fundamentalmente dramática, sin embargo, sus playgrounds
resultaban paradójicamente suaves, blandos, amables.
Desde el vacío, ahora ya real, ahora ya evidente, los
procesos de desmaterialización, de desocupación de Jorge Oteiza, alcanzan en su
propia figura, en su propia imagen, la contradicción y la paradoja de su
teoría. El paisaje que construye Oteiza, se crea y se destruye continuamente
Esta sucesión de localizaciones, asociadas a estrategias
definidas, nos ha permitido trazar un mapa propio. Podrían haber sido otras, es
una suerte de cartografía en torno al proceso de construcción del paisaje, que
nos permite establecer diversas interpretaciones de nuestros paisajes
residuales, precarios, contemporáneos. Y antes de concluir, una pregunta queda
en el aire, conjugada en primera persona singular, como un acto de
concienciación propio, específico del habitante de estos próximos paisajes: ¿Desde
dónde construyo el paisaje?
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