Jean Nicolas-Louis Durand, “Compendio de Lecciones de Arquitectura”
Jean Nicolas-Louis Durand, “Compendio de Lecciones de Arquitectura,” in Textos de Arquitectura de La Modernidad, ed. Jordi Hereu, Pere; Montaner, Josep Maria; Oliveras (Madrid: Nerea, 1994), 23–30.
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La arquitectura es el arte de componer y de realizar todos
los edificios públicos y privados.
(…) la arquitectura es entre todas las artes la que procura
al hombre las ventajas más inmediatas, más grandes y más numerosas; el hombre
le debe su conservación; la sociedad, su existencia; todas las artes, su
nacimiento y su desarrollo (…)
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(…) los hombres, ya sea cuando, aislados construyeron sus
viviendas privadas ya sea cuando reunidos en sociedad levantaron edificios
públicos, tuvieron que intentar:
1)
Sacar de los edificios que construían el mayor
provecho y, en consecuencia, hacerlos de la manera más conveniente para su
destino, y
2)
Construirlos primeramente de la manera menos
penosa y más tarde, cuando el dinerose convirtió en el precio del trabajo, de
la menos costosa.
Así, conveniencia y economía son los medios que debe emplear
naturalmente la arquitectura y las fuentes de las que debe extraer sus principios,
que son los únicos que pueden guiarnos en el estudio y en el ejercicio de este
arte.
En principio, para que un edificio sea conveniente es
preciso que sea sólido, salubre y cómodo.
En una superficie dada se observa que cuando está
determinada por los cuatro lados de un cuadrado exige un contorno menor que
cuando lo está por los de un paralelogramo y menor todavía cuando está
determinada por la circunferencia de un círculo; que en cuestión de simetría,
de regularidad y de simplicidad, la forma del cuadrado, siendo superior a la
del paralelogramo, es inferior a la del círculo, por lo que tendremos que concluir
que un edificio será tanto menos costoso cuanto más simétrico, más regular y
más simple sea. No es necesario añadir que si la economía prescribe la más
grande simplicidad en todas las cosas necesarias, proscribe por completo todo
lo que es inútil.
(…)
Hemos
visto que este arte consistía en la composición y en la realización tanto de
edificios públicos como de edificios privados.
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En cualquier género que sea, antes de componer, hay que
saber con qué se compone; ahora bien, no siendo la composición del conjunto de
los edificios más que el resultado de la unión de sus partes hay que conocer
éstas antes de ocuparse del total; y no siendo estas mismas partes más que un
compuesto de los elementos primarios, deberían ser los primeros temas que
estudie un arquitecto tras haber estudiado los principios generales del que
deben emanar todos los principios particulares.
(…)
Después de haber expuesto los principios generales, tal y
como acabamos de hacerlo en nuestra introducción, nos ocuparemos de los
elementos de los edificios: los soportes aislados y entregados, los muros, las
diferentes aberturas que se practican en ellos, los cimientos, las bóvedas, las
techumbres y las terrazas. Examinaremos estos distintos temas: 1.º) en relación
con los distintos materiales que puedan ser empleados en su construcción, y
2.º) en relación con las distintas formas y proporciones que deben tener por su
naturaleza.
Cuando nos hayamos familiarizado bien con estos distintos objetos, que son
a la arquitectura lo que las palabras son al discurso y las notas a la música,
y sin el conocimiento perfecto de los cuales sería imposible ir más lejos,
veremos: 1º) cómo se deben combinar entre sí es decir, cómo se deben disponer
unos en relación a los otros, tanto horizontal como verticalmente; 2.º) cómo,
por medio de estas combinaciones, se llega a la formación de las diversas
partes de un edificio, como los pórticos, los porches, los vestíbulos, las
escaleras interiores y exteriores, las salas de cualquier tipo, los patios, las
grutas y las fuentes. Una vez que conozcamos bien estas diferentes partes
veremos: 3.º) cómo a su vez hay que combinarlas al componer el conjunto de los edificios.
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(…) cómo el estudio de la arquitectura, reducido a un
pequeño número de ideas generales y fecundas, a un número poco considerable de
elementos pero bastan para la composición de todos los edificios; a algunas
combinaciones simples y poco numerosas, pero cuyos resultados son tan ricos y
tan variados como los de las combinaciones de los elementos de lenguaje; se
debe dar uno cuenta, digo, de cómo semejante estudio debe ser a la vez
provechoso y sucinto; de cómo debe ser apropiado para dar a los alumnos
habilidad para componer bien todos los edificios (…)
(…)
El dibujo sirve para darse cuenta de las ideas, ya sea
cuando se estudia arquitectura, ya sea cuando se componen proyectos de
edificios; sirve para fijar las ideas, de manera que se pueda con toda
tranquilidad examinarlas de nuevo y corregirlas si es necesario; sirve en fin
para comunicarlas a continuación, sea a los clientes sea a los diferentes
contratistas que concurren en la realización de los edificios; se da uno
cuenta, después de esto, de la importancia que tiene el lograr que sea
familiar.
El dibujo es el lenguaje, para cumplir su cometido, debe
estar perfectamente en armonía con las ideas de las que es expresión; ahora bien,
siendo la arquitectura esencialmente sencilla, enemiga de toda inutilidad, de
toda afectación, el tipo de dibujo que usa debe estar liberado de cualquier
clase de dificultad, de pretensión, de lujo; contribuirá entonces singularmente
a la celeridad, a la facilidad de estudio y al desarrollo de las ideas; en caso
contrario no hará más que volver la mano torpe, la imaginación perezosa e
incluso, a menudo, el juicio falso.
Para dar una idea completa de un edificio es necesario hacer
tres dibujos denominados planta, alzado y sección; el primero representa la
disposición horizontal del edificio, el segundo su disposición vertical o su construcción,
finalmente el tercero, que no es y no puede ser más que el resultado de los
anteriores, representan su exterior.
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