12. Ciencia Incierta

Selim Abdel CASTRO SALGADO, M. Arq. //Doctorado en Arquitectura y Urbanismo
Módulo 1: Introducción al Conocimiento Científico
Sesión 3. Lectura 12 Ciencia incierta
(HELER, 2005)

I.                     ¿Ciencia y ética?
I.                     El problema

La vinculación de la ciencia y la ética se nos presenta hoy como un problema (…) Nuestra actualidad necesita afrontar las transformaciones sociales, impulsadas hoy por las innovaciones tecnológicas de la informática y la comunicación, la biotecnología y los nuevos materiales, con el trasfondo de nuestra precaria situación ecológica (motivada por las enormes posibilidades abiertas por los resultados que la ciencia nos brinda desde los inicios de la modernidad) (…) Para la concepción predominante de la ciencia, las cuestiones éticas surgen cuando los conocimientos científicos son aplicados en la sociedad. Pero tales aplicaciones responderían a decisiones ajenas al ámbito científico: serían tomadas por los “decididores”, los detentadores del poder (político, militar, económico), quienes determinan los usos sociales de los conocimientos que la ciencia ha producido. (p. 13)

Es que la actividad científica produce conocimientos que son instrumentos (…) entonces no sería bueno ni malo, tampoco se le podría atribuir responsabilidad por consecuencias indeseables, sino que las aplicaciones de los conocimientos científicos serían las que resultan en buenas o malas y la responsabilidad no recaería en el productor del instrumento sino en quien tuviese el poder para hacer que se aplique. (p. 14)

Por un lado, la declaración de la falta de incumbencia de la ética en la investigación científica; la declaración de la neutralidad ética de la ciencia. Por el otro, las actuales dificultades en nuestra relación con la ética: la vivencia de la crisis de nuestro ethos (…) Puede la ética no poseer incumbencia en la actividad científica? En otras palabras, si la dimensión ética atraviesa todas las prácticas sociales (…) ¿Puede la actividad tecnocientífica estar exenta de este atraviesamiento?, es decir, ¿puede desentenderse de las relaciones sociales en las que está inmersa y que la constituyen como actividad social y excluir las cuestiones ética de su campo de preocupaciones y ocupaciones? (p. 15)

2. La ciencia en la modernidad
Caractericemos a la modernidad con alguno de sus rasgos distintivos:
En primer lugar, la secularización es un factor generalmente reconocido como fundamental (…) La modernidad inaugura entonces la preocupación por este mundo, por el tiempo, por la actualidad (…) (p. 17)

En segundo lugar, los cambios que acarrea la modernidad afectan también la manera en que se concibe la relación del hombre con el mundo. (…) es el sujeto el que constituye al objeto. Hay concepto porque el sujeto ha organizado los datos sensoriales a partir de sus modos de pensar (de sus categorías) (p. 18)

En tercer lugar, este cambio en la concepción moderna del conocimiento se vincula con la actitud del hombre frente al mundo (…) en la modernidad se privilegia la vida activa, la vida dedicada a transformar y cambiar el mundo para adueñarse de él y ponerlo al servicio de la humanidad.
En cuanto lugar (…) la pérdida de su lugar privilegiado en el cosmos (…) el hombre ya no puede ubicarse en el centro del universo (la tierra ya no se concibe como el centro de la creación) (…) se conforma así el ideal (la utopía) de la construcción de un Paraíso Terrenal entendido como un reino de la libertad (p. 20-21)

En quinto lugar, si el hombre puede crearse a sí mismo, forjándose un destino, a diferencia de las sociedades estamentales basadas en la herencia (…) es porque la modernidad postula la libertad y la igualdad de todos los hombres. (p. 21)

En sexto lugar (…) Con la modernidad, se extiende la reflexividad, esto es, el derecho de todos a criticar, a poner en cuestión y a revisar las creencias heredadas y vigentes en la sociedad, para llegar a conclusiones propias.
Se impone así la libertad de pensamiento como un derecho y un deber (…) Sin embargo, sólo se admite la posibilidad de pensar críticamente todo lo que se quiera; la libertad de acción es postergada, hasta que la razón ilumine las conductas de todos los hombres. (p. 21-22)

En séptimo lugar, la Ilustración es precisamente la primera sistematización del proyecto moderno. Es el movimiento que defiende la idea del progreso de la humanidad, de un progreso que se orienta hacia la recuperación, en este mundo, del Paraíso Perdido. (…) el papel que deben desempeñar las ciencias requiere entonces de un nuevo tipo de conocimiento: un conocimiento que reúna saber y poder. (p. 22)

3. La historia oficial
En este estado de situación, no sería necesaria la pregunta acerca de las razones del triunfo de la ciencia. La respuesta sería demasiado obvia. No podría ser otra que la superioridad del saber científico frente a los otros tipos de saber. No sólo se trataría de una superioridad teórica, como forma de conocimiento, si no también práctica: la ciencia además es útil (…) Se nos dice que la peculiaridad del saber científico reside en la búsqueda de las leyes que regulan los fenómenos; esto es, se dedica a enunciar las relaciones invariantes entre los mismos. Su indagación es metódica y sistemática, ya que sigue procedimientos explícitos y repetibles, así como organiza los conocimientos obtenidos en teorías, donde estos son integrados e interrelacionados, mostrando el fundamento y las implicancias de su verdad.
La ciencia refiere a la realidad; no es una mera lucubración fantasiosa sin correlato en los fenómenos. Por el contrario, contrasta sus hipótesis con los hechos, con la empiria (experiencia, en Latín). El conocimiento científico se estructura sobre la base de relaciones lógicas con referencias empíricas precisas. En el nivel lógico asegura la consistencia y la fundamentación del conocimiento; en el empírico, su conexión con los hechos. Juntos y en correlación dan validez al conocimiento científico. (p. 24-25)

La ciencia moderna es entonces un saber objetivo en dos sentidos: por un lado, por referir a la realidad, al objeto del conocimiento; por otro, porque a diferencia de un saber subjetivo que varía con cada uno, es posible que cualquier sujeto racional concuerde con sus afirmaciones. Es un conocimiento intersubjetivo, es válido en tanto sería posible el consenso sobre su verdad (…) se reconoce además la falibilidad humana (…) asume que nuevos elementos pueden modificar los conocimientos ya adquiridos. Es un saber provisorio, y en consecuencia requiere que la investigación no se detenga, para seguir la ruta del progreso hacia el cabal conocimiento del mundo.
En su peculiaridad de ser un saber de leyes, se descubre el lado práctico de la ciencia. Al enunciarse las relaciones invariantes entre los fenómenos, la ciencia adquiere un poder muy particular: el poder de predicción. Si conozco que tal relación se repite siempre entre determinados tipos de hechos, sé que va a ocurrir cuando se produzca esa relación: puedo decir con antelación lo que va a suceder. Tal posibilidad permite la contrastación con los fenómenos mediante la experimentación, esto es, provocando en los hechos la relación que la ley conjetura y que es de este modo puesta a prueba (…) pero además, la capacidad de predicción hace posible actuar sobre la realidad a voluntad (…) La ciencia moderna, por ser un conocimiento de leyes, proporciona el poder de predicción que habilita al hombre a enseñorearse de la naturaleza. Asimismo, el conocimiento de las relaciones humanas que las ciencias sociales estudian deberían permitir una organización racional de la sociedad. (p. 25)

Todas esas cualidades de la ciencia moderna (…) explicarían su triunfo por la índole del saber que produce: un saber legalista, metódico, sistemático, fundamentado racionalmente (lógicamente) y en correspondencia con la experiencia (empíricamente), un saber objetivo que se acepta como provisorio porque está en progreso, siendo además un saber útil socialmente por sus aplicaciones prácticas. (p. 26)

4. Algunas cuestiones
a) Puede llamar la atención el vínculo accesorio y hasta casi azaroso, que se establece en esta historia oficial, entre el aspecto teórico y práctico de la ciencia, entre la ciencia pura y la tecnología (…) Bertrand Russell, por ejemplo, después de caracterizar a la ciencia “en primer lugar, como conocimiento” tiene que reconocer que “gradualmente, sin embargo, el aspecto de la ciencia como conocimiento es desplazado a segundo término por el aspecto de la ciencia como poder manipulador”, es decir, por la consideración de la “ciencia como técnica” (p. 29)

La división en ciencia pura, aplicada y tecnología, indicaría diferentes tareas que hacen posible la transfiguración del saber teórico en saber práctico. Pero esta división sirve para separar, para mantener la caracterización de la actividad científica como un saber desinteresado. No da cuenta entonces de la metamorfosis del saber “puro” en un saber acerca de procedimientos prácticos de control, de manipulación de fenómenos. (p. 30)

Nota al pie: Esta división de la ciencia señala tareas y resultados diferentes. La ciencia pura produce teorías, leyes, explicaciones del mundo. La ciencia aplicada elabora modos de resolver problemas prácticos, se supone que aplicando el conocimiento producido por la ciencia pura. La tecnología brinda procedimientos concretos para operar e intervenir en la realidad, y a su manera aplica los desarrollos de la ciencia aplicada a situaciones particulares. De este modo, esta usual manera de dividir la actividad científica y sus productos no sólo realiza una división del trabajo sino que además establece una subordinación de una tarea a la otra y un orden de producción (primero la teoría, luego la aplicación para finalmente operar o intervenir). La realidad de la práctica científica desmiente tanto la subordinación como el supuesto orden de producción. (p. 30)

(…) Una vez disociada la actividad científica de las otras prácticas sociales y concentrada en su propio dinamismo, no es de extrañar que se pueda concebir su neutralidad frente a los problemas éticos que suscita la interrelación e integración de las distintas prácticas en las sociedades modernas, incluida la científica. (…)
c) A pesar de la crisis en que estamos inmersos, nos podemos percatar de que cualquier actividad humana plantea cuestiones éticas. (p. 31)

II. La garantía de verdad (p. 33)

1.      La obviedad de una pregunta

Nota al pie: “Episteme” significa en griego conocimiento, conocimiento riguroso, fundamentado, y de ahí, entonces, ciencia (del latín “scientia”, que significa también conocimiento). Está en oposición a la “doxa”, el saber vulgar o común, el de la vida cotidiana y del “hombre común”. “Logos” también en griego, significa lenguaje, razón, y secundariamente estudio tratado, teoría. “Epistemología” significa “estudio del conocimiento”, o “estudio de la ciencia”, y puede entenderse como la rama de la filosofía que estudia los problemas del conocimiento. Éste término, que empieza a generalizarse a finales del SXIX, sustituyendo al más antiguo de teoría del conocimiento, y luego al de gnoseología, presenta cierta ambigüedad, por lo que no siempre se utiliza con idéntico sentido (…) En relación con la epistemología hay que tener en cuenta que la metodología: en general, la ciencia del método, o el estudio teórico de los métodos que se usan en las diversas ciencias. Más propiamente reflexión de segundo grado (esto es, no sobre el objeto que tratamos, sino sobre el modo en que tratamos a este objeto) sobre los procedimientos de la investigación científica. Se le ha considerado parte de la lógica o de la epistemología; en realidad se aproxima mucho a esta última, así como a la filosofía de la ciencia o a la teoría de la ciencia, pero puede distinguirse de ellas por un enfoque más centrado sobre las técnicas y los procedimientos de investigación que sobre los problemas lógicos y epistemológicos (…) (p. 33-34)

(…) no es lo mismo preguntar cómo se producen los conocimientos científicos que preguntar por qué son aceptables, válidas, las leyes que la ciencia formula. Cada una de las preguntas supone una perspectiva diferente. La primera interroga sobre las circunstancias y condiciones históricas que hicieron posible que se llegue a aceptar la validez de una ley o de una teoría científica (…) La segunda pregunta, en cambio, interroga acerca de las razones que acredita un conocimiento para ser aceptado como válido. Desde su perspectiva importa cómo se justifica la verdad. Remite entonces al problema moderno de la fundamentación. (p. 34-35)

2.      La excelencia epistemológica

Desde el siglo XVII, y en particular a partir de la Ilustración, el problema del conocimiento consiste en encontrar una forma de salir de la dependencia de la razón humana con respecto a la verdad revelada del medioevo, para lo cual se haría necesario definir criterios y procedimientos que hagan factible distinguir la verdad de la falsedad, la validez de la invalidez. (p. 35)

Había entonces que encontrar el camino que permitiera que la razón humana arribara a conocimientos justificables como válidos, que fueran necesarios (que no pudieran ser de otro modo) y universales (que valieran para todas las situaciones del mismo tipo y para todos los hombres).
Método proviene del griego y significa camino (“odos”) para llegar a la “meta”. En la ciencia, esta meta u objetivo consiste en lograr conocimientos necesarios y universales. La cuestión del método pasa a ser la perspectiva desde la que la epistemología ha tratado de responder al moderno problema del conocimiento, esto es, al problema de la fundamentación. (p. 36)

El método se presenta entonces como la única garantía de la validez del conocimiento. Por un lado, indica los pasos que deben seguir para el logro de la verdad (contexto de descubrimiento). Asimismo, al llegar a una verdad, cualquiera puede repetir los pasos del método y lograr los mismos resultados, llegando a coincidir (contexto de justificación). Todos los que sigan el método adecuado llegarán a la misma meta: la verdad.(p. 37)

Nota al pie: La epistemología oficial divide la actividad científica en contextos llamados de justificación, de descubrimiento y de aplicación, y privilegia al primero. A su vez, complementariamente con esta distinción, se distingue la historia externa de la historia interna de la ciencia, y se privilegia la segunda. (…) Tampoco son relevantes las condiciones de aplicación, que se entiende como un resultado casi mecánico de pasaje de la verdad a la manipulación de los fenómenos. (p. 37)

3.      El método científico
El nombre de “método hipotético-deductivo” alude a una peculiar relación entre racionalidad y experiencia (empiria) que es distintiva de la ciencia moderna.
La racionalidad exige que frente a un problema se formulen posibles soluciones, respuestas, que funcionan sólo como conjeturas, hipótesis. Estas suposiciones acerca de posibles soluciones al problema deben ser coherentes o no contradictorias con otros conocimientos ya establecidos, y además permitir que se infieran de ellas nuevos conocimientos. (p. 40-41)

Inferir es obtener conocimientos a partir de otros conocimientos. Cuando una inferencia explicita información contenida en los conocimientos ya dados, entonces se la llama deducción. Y el nuevo conocimiento inferido (conclusión) queda justificado por los conocimientos previos (premisas). La lógica determina las formas en que se puede inferir conocimientos a partir de otros ya dados, bajo la suposición de que lo ya conocido (premisa/s) sea verdadero; o desde la perspectiva inversa pero complementaria: se justifica la verdad de un enunciado por referencia a las premisas de las que se infiere. El uso de estas formas válidas de inferencia deductiva es racional.
De esta manera, una hipótesis que es siempre general, permite afirmar (inferencia deductiva, lo que quiere decir: explicitación) algunas de sus implicancias (lo implícito), acerca de situaciones
Nota al pie: Por ejemplo, tomemos el conocido razonamiento deductivo (silogismo) “Todos los hombres son mortales; Sócrates es hombre; por lo tanto Sócrates es mortal”. Si se lee desde las premisas para llegar a la conclusión, se muestra la inferencia. En cambio, si se lee primero la conclusión y se reemplaza “por lo tanto” por “porque” (o una expresión equivalente), y se leen después las premisas, se justifica o argumenta la verdad de que “Sócrates es mortal” (la conclusión). (p. 41)

Las hipótesis se discuten en el nivel lógico (si unas afirmaciones son justificación de otras, si se derivan o deducen de otras; se prueba así su coherencia) y en el nivel empírico apelando a las pruebas surgidas de la confrontación con los hechos. (p. 42)

El método hipotético-deductivo sostiene que las hipótesis deben ser contrastadas con los hechos que se infieren de ella. Dado que las hipótesis pretenden mostrar las relaciones invariantes de los fenómenos (ley), refieren a todos los casos posibles. Las hipótesis más relevantes son universales: la relación que postulan debería valer para cualquier caso posible del mismo tipo, y entonces los casos que abarcan son innumerables o infinitos. (p. 43)

Pero nos hallamos aquí con otro problema. No existen hechos brutos, esto es, independientes de toda teoría, con los que contrastar nuestras elaboraciones teóricas, las hipótesis. Llamamos “hechos” al resultado de una interpretación y, por lo tanto, siempre suponen teoría (y Popper lo reconoce en sus críticas al inductivismo). (p. 44)

No nos encontramos con la realidad desnuda, si no que vamos al encuentra de “la realidad” desde nuestras concepciones, desde nuestros marcos teóricos. (p.45)

4.      El poder de la decisión
La respuesta oficial traslada el punto crucial de la validación de hipótesis desde la contrastación con los hechos a la decisión de la comunidad científica. (p. 45)

Una comunidad científica acepta o rechaza una hipótesis en función del paradigma que rige a la ciencia en un momento determinado (…) incluye una teoría, aplicaciones y modelos de la teoría, procedimientos de investigación, modos de seleccionar, plantear y resolver problemas, técnicas instrumentales, además de ideas filosóficas y hasta cierta concepción metafísica (…) el paradigma constituye el modo de ver  y comprender la realidad desde el que se investiga y fundamenta, y desde el que se perciben los problemas. Dada la generalización del uso del término “paradigma” que en su criterio no respetaba el sentido original, Kuhn lo reemplaza por “matriz disciplinar”. (p. 46)

Una “ciencia normal” se define por la vigencia de un paradigma en sus prácticas. (p.49)

Asimismo, para Kuhn los paradigmas que rigen las sucesivas ciencias normales son inconmensurables, es decir, no existe un patrón de medida (de mensura) común para comparar los logros y resultados de unas y de otras, y por lo tanto, la decisión acerca de la verdad o falsedad de una hipótesis puede variar de una ciencia normal a otra, e incluso no tener sentido en una y sí en otra. (p. 50)

5.      La conveniencia

Las prácticas sociales son (…) configuraciones estables de actividades compartidas. En cada caso, su configuración se define (…) por reglas (...) Los practicantes siguen las reglas porque las han incorporado (…) Las reglas no se aplican; hay que aplicarlas (…) los practicantes no saben necesariamente formular (explicitar) las reglas que rigen su práctica, pero sí saben cómo actuar en cada situación en particular. Poseen un saber práctico (…) su saber es limitado y se lo evalúa más en función de sus posibilidades de seguir aprendiéndolo (p. 53-54)

La práctica no consiste entonces en aplicar fórmulas invariantes de las reglas. Su ejecución por un practicante capacitado no sólo satisface la regla, sino que le da una forma concreta en una situación particular (…) En cada momento, el modo en que la práctica se ejecuta revela sus reglas (…) Es este sentido de la práctica el que debe ser incorporado ( y esta incorporación continúa en la carrera profesional; se hace necesaria una “formación continua”). (p. 54)

Podríamos decir entonces que la definición dominante de ciencia, en un momento determinado, proporciona las orientaciones que llevan a la comunidad científica a una decisión (p. 62)

Desde esta perspectiva, una regla no totalmente explicitada parece operar en la toma de decisión de la comunidad científica; podríamos llamarla la regla de conveniencia. (p. 63)

Y ello no ocurre en el nivel de una ciencia en particular sino en la definición de la cientificidad, esto es, en la imposición del criterio de demarcación de la ciencia. La institución de un único criterio de demarcación, el que resulta conveniente para conservar la hegemonía y su compromiso con el sistema de dominación de la sociedad toda, aparece entonces como un dispositivo capaz de controlar la producción científica. (p. 65)

Nota al pie: “Disciplina es, en el fondo, el mecanismo del poder por el cual alcanzamos a controlar en el cuerpo social hasta los elementos más tenues por los cuales llegamos a tocas los propios átomos sociales, eso es, los individuos. Técnicas de individualización del poder. Cómo vigilar a alguien, cómo controlar su conducta, su comportamiento, sus aptitudes, cómo intensificar su rendimiento, cómo multiplicar sus capacidades, cómo colocarlo en el lugar donde será más útil, esto es lo que es, a mi modo de ver, la disciplina” (…) (p. 65)
Nota al pie: El criterio de demarcación sirve para establecer qué es científico y qué no lo es. Como consecuencia, es un criterio de inclusión/ exclusión en relación con el campo científico. Para Popper: “el criterio de demarcación que hemos de adoptar no es el de la verificabilidad, sino el de la falsabilidad de los sistemas (…)” (p. 65)

III. La garantía de Utilidad
1.      ¿Aspecto secundario? (p. 67)
(…) Según la historia oficial, la garantía de verdad del conocimiento científico derivaba secundariamente en una garantía de utilidad, ya que el conocimiento por el conocimiento mismo, el conocimiento desinteresado, sería el motor y el fin primordial de la ciencia. (p. 68)
2.      La capacidad de predicción
Como ya sabemos, la cientificidad moderna se caracteriza por una clase muy especial de saber. Se trata de un conocimiento que de todos los aspectos de los fenómenos estudiados considera principalmente su legalidad, entendida como regularidad, como relaciones invariantes que controlan los fenómenos. (p. 68)
Nota al pie: (…) Gilles Deleuze y Félix Guattari tienden a sostener una concepción análoga a la expuesta en el presente capítulo. Ambos entienden a la ciencia como “disciplina creadora de funciones o functores” y a estos como desaceleraciones de las velocidades infinitas de la realidad que hacen posible su conocimiento, no como una realidad estática sino como una realidad dinámica o en movimiento. Desde su perspectiva de aproximación, el conocimiento científico resulta ante todo un conjunto de funciones que hacen posible esta desaceleración de la realidad y el resultado del acto científico de conocer es entendido como un aumento de la capacidad de distinguir velocidades relativas en una cierta región de lo real. Dicho en términos muy generales, el functor o función debe ser entendido como una idea del pensamiento que hace posible –en el sentido fuerte del término- la cognición de la realidad (…) Asimismo la expresión “de validez universal” debería remplazarse por “de validez en un cierto universo del discurso”, esto es, válido en el ámbito para el que se formula la relación invariante. (p. 68-69)
(…) la utilidad social de la tecnociencia no es un agregado posterior, no es secundaria, frente a la búsqueda desinteresada de la verdad. La verdad científica es una verdad útil, por hacer factible el control exitoso de los fenómenos. (p. 71)

3.      Una abstracción útil: la tecnociencia
(…) La “ciencia como técnica” no es diferente de la “ciencia como conocimiento”. Ambas son una sola y única: la tecnociencia. (p. 71-72)
Propongo interpretar que la ciencia moderna se caracteriza por extender al máximo su exploración de las posibilidades de soluciones a problemas prácticos. (p. 72)
4.      Utilidad y eficiencia
Útil es aquello que sirve para algo. En este sentido es eficaz: produce efectos (…) En esta interacción entre medios y fines, la utilidad adquiere un sentido más amplio y profundo que la mera relación instrumental, engendradora de monstruos. (p. 76)
El valor de lo útil queda así supeditado a la mercantilización: a su valor como mercancía en el mercado, en el juego de la oferta y la demanda. (p. 77)
En las sociedades actuales, la tecnociencia es la encargada de la producción social del conocimiento, de la producción de conocimientos con utilidad social. Y esta utilidad radica en que sus productos brindan la capacidad (el poder) para solucionar problemas prácticos a través de la capacidad de predicción de los fenómenos (…) con el primado de la eficiencia, el control resulta útil al dominio. (p.78)
La relativa autonomía del campo científico se conquista en contra de la coacción del exterior. (p. 79)

Fuente:
HELER, M. (2005). Ciencia incierta. La producción social del conocimiento (2nd ed.). Buenos Aires: Biblos.


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