Peñuela Velázquez, L. A. (2005). La transdisciplinariedad. Más allá de los conceptos, la dialéctica

Peñuela Velázquez, L. A. (2005). La transdisciplinariedad. Más allá de los conceptos, la dialéctica. Andamios, 1(2). Retrieved from http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1870-00632005000300003&lng=es&tlng=es

INTERDISCIPLINARIEDAD E INVESTIGACIÓN: INTRODUCCIÓN

Uno de los ejes articuladores del abordaje de esta temática es la relación entre interdisciplinariedad e investigación (...) y con aquellos análisis o reflexiones que se pueden encontrar sobre el tema, estén ubicados en los paradigmas clásicos o complejos (...) El propósito fundamental de este artículo es realizar una aproximación al tema de la interdisciplinariedad, o a lo "no disciplinar" (...) 

ANTECEDENTES CONTEXTUALES: DOS TRAYECTORIAS HISTÓRICAS POSIBLES, UN MISMO PROBLEMA. UN ABORDAJE DESDE EL PARADIGMA CLÁSICO
Lo disciplinar y lo "no disciplinar" son dos elementos complementarios en el abordaje de procesos como la construcción de objetos de estudio, la solución de problemas concretos (praxis) y las diversas formas de aprehender la realidad (discursos). Históricamente, la división de las ciencias y la aparición de la dualidad sujeto–objeto introducen una fragmentación que lleva a la especialización. Esta última, materializada bajo en concepto de disciplina, que aparece en Francia a finales del siglo XIX. Pero según Mankeliunas (1989: 89) esta división histórica no tiene ningún fundamento conceptual ni epistemológico (...) lo epistemológico terminó cediendo terreno ante lo ideológico del pensamiento de la época, donde primó el análisis y la fragmentación sobre la síntesis y la integración.

Si se tuviera que buscar el origen del concepto interdisciplinariedad, ya fuese de una manera implícita o explícita, tendríamos dos caminos. El primero sería hacer un recorrido histórico y buscar la esencia de dicho concepto, lo cual implicaría rastrear el surgimiento del pensamiento occidental, retornar a los clásicos desde la antigua Grecia y hacer un largo recorrido hasta los pensadores contemporáneos como Morin, Foucault y Deleuze, entre otros (...) 1637 se muestra como una parada obligada, ya que en ese año se publica obra de Descartes, El discurso del método, con su cogito, ergo sum. Allí comienza una escisión estructural y fundamental en el pensamiento occidental con la res cogitans, cosa que piensa, y la res extensa, cosa medible. O dicho con otras palabras, la división entre sujeto y objeto.
(...)En el segundo camino se pueden caracterizar dos momentos importantes que permiten trabajar sobre el concepto de interdisciplinariedad. Según Martín Landau, Harold Prosahnky y William Ittelso (Torres, 1996: 51), el primero va desde la Primera Guerra Mundial hasta la década de los 30, caracterizado por esfuerzos aislados que, aunque importantes, no tuvieron eco en la comunidad académica. El segundo, lo sitúan luego de la Segunda Guerra Mundial, pues el mundo inició relaciones de cooperación en áreas económicas, políticas y científico–culturales (...) A finales de los sesenta, la UNESCO propone trabajar desde una perspectiva interdisciplinaria en la búsqueda de soluciones comunes a los problemas contemporáneos desde el punto de vista científico y tecnológico (visión política de la interdisciplinariedad). Como resultado de este trabajo, en 1970 publican el libro Tendencias de investigación en las ciencias sociales y humanas. Posteriormente aparecen dos tomos más: Corrientes de investigación en ciencias sociales (1977) e Interdisciplinariedad en las ciencias sociales y humanas (1982) (...) De este modo, "lo no disciplinar", en especial en las ciencias sociales y humanas (al final de los 60 y comienzo de la década del 70), fue agrupado en una variedad de conceptos y desarrollos teóricos sobre esta temática.

La especialización como principio disciplinar: el análisis
Tomar la formulación del segundo "precepto" cartesiano en El discurso del método, permite darle continuidad a la manera en que se ha abordado el contexto problemático de lo "no disciplinar". Descartes (1994: 83) afirma: "dividir cada una de las dificultades que examinare en tantas partes como fuese posible y en cuantas requiriese su mejor solución". Con esta regla comienza un proceso de especialización que es el sustrato de toda disciplina y del problema de la interdisciplinariedad. Por consiguiente, a medida que se profundiza en el desarrollo y la comprensión de cada una de las partes, se aleja cada vez más de la comprensión del fenómeno como un todo. De esta manera progresó la ciencia hasta nuestros días. 
(...)
Proceso de integración: la síntesis
Sin embargo, Descartes no sólo introduce el núcleo de la problemática, al partir del análisis (su segundo precepto), sino que parte de la solución, pues también era necesario un proceso de síntesis. Como lo confirma su tercer precepto: "Conducir ordenadamente mis pensamientos, comenzando por los objetos más simples y más fáciles de conocer para ir ascendiendo poco a poco, como por grados hasta el conocimiento de los más compuestos; y suponiendo un orden aún entre aquellos que no se preceden naturalmente unos de otros" (Descartes, 1994: 83). De aquí se pueden extraer dos conclusiones: primero, que Descartes suponía un orden creciente de complejidad, pues al ir conociendo los elementos más simples, podríamos acceder al conocimiento de los más "compuestos" (complejos), al conocimiento de aquellos objetos de grado superior cuyos elementos simples están integrados, lo cual implica "reconocer los niveles de emergencia" (nuevas dimensiones) en cada proceso, y que una vez producida la fragmentación–división es condición necesaria la integración–articulación. Este es el eje de la complementariedad cartesiana por muchos ignorada.
Para Descartes no sólo se requería dividir en las partes elementales un fenómeno sino que era condición sine qua non integrar todo lo comprendido en el análisis de las partes en el fenómeno como totalidad. Del primero parte la reducción–disyunción criticada por el paradigma de la complejidad, del segundo, el sustrato de dicho paradigma y de todas aquellas escuelas (como las escuelas holisticas), las cuales buscan integrar aquello que un día fue fragmentado; posición criticada por las escuelas clásicas o positivistas por pretender una ciencia unificada y la creación de macrodiscursos para explicar el mundo. En este punto la discusión se plantea de la siguiente manera, de un lado lo disciplinar y del lado opuesto lo interdisciplinario y sus múltiples variables. Una posición dialéctica debe tener en cuenta estas dos perspectivas que, miradas como un proceso, muestran que ambas se articulan de forma cada vez más compleja.

APROXIMACIÓN CONCEPTUAL: LAS TIPOLOGÍAS
(...) cada una de las tipologías mencionadas intenta dar cuenta del aspecto principal según el cual es posible abordar el tema de lo "no disciplinar", ya sean los métodos y las metodologías, las teorías y los conceptos, un problema compartido, un mismo objeto de estudio, un abordaje operativo (como involucrar en la solución de un problema varios profesionales), o una disciplina como nexo articulador.
Tratando de aprehender esta nueva dimensión de trabajo es como nacen dos tendencias, una llamada "fuerte" y otra "débil". La tendencia fuerte puede verse en los trabajos "interdisciplinarios" que luego terminan con la formación de una nueva disciplina, que una vez formada, no escapa a los avatares de lo disciplinar. Dogan y Pahre, en su libro Las nuevas ciencias sociales: la marginalidad creadora, desarrollan una aproximación a la problemática de la interdisciplinariedad, a partir de lo que ellos han llamado hibridación: "Este proceso se compone de dos etapas. Al principio, el objeto de estudio es examinado paralelamente en dos disciplinas: con base en los progresos realizados, ambas disciplinas entablan una comunicación. A menudo, se institucionaliza el nuevo dominio híbrido que, al emanciparse, es reconocido por independiente" (Dogan y Pahre, 1993: 68). También en aquellas elaboraciones que pretenden construir metasistemas unificadores como la transdisciplinariedad de Morin. En la interdisciplinariedad llamada "débil" no se culmina con la emergencia de una nueva disciplina, sino que entre las disciplinas que participan se dan diversos intercambios y sólo una parte de ellas es utilizada; ya sea un concepto, una teoría, una metodología o cualquier elemento que pueda servir a los intereses de los investigadores y a las necesidades impuestas por su objeto de estudio. O, en los abordajes de un mismo objeto de estudio que hacen varias disciplinas, trabajo que es llamado por algunos multiprofesional (por la falta de interacción disciplinar).

(...)
TRANSDISCIPLINARIEDAD: ¿UN PROBLEMA DE PARADIGMA? APROXIMIMACIÓN (sic) DESDE UNA MIRADA COMPLEJA
Una vez ubicado el problema que presentan las tipologías al momento de abordarlas, se tratará de profundizar un poco en la que se ha escogido como eje central de este artículo (...) Lo cual plantea una nueva problemática que no se reduce a la discusión de qué es y qué no es interdisciplinar y transdisciplinar, sino que además se debe tener en cuenta que cada una de las perspectivas de este concepto depende, y está determinada, por el paradigma en el cual se inscribe el investigador: el paradigma clásico o el de la complejidad.9 Esto es confirmado por la siguiente afirmación: "La ciencia nunca hubiera sido la ciencia sino hubiera sido transdisciplinar" (Morin, 1984: 312), para este autor la ciencia clásica ha desarrollado la antigua trans–D, al encontrar una unidad de método y con ella los principios fundamentales de toda ciencia en una dirección disciplinar. Pero la función del paradigma de la complejidad debe fortalecer el trabajo de integración.
No es un objetivo de este ensayo desarrollar el cómo sería una tipología de la complejidad (...) La dificultad surge en la relación que se establece entre estos paradigmas y su dimensión práctica. Algunos científicos que hablan de complejidad, aceptan el azar, la aleatoriedad, el caos y el orden, la indeterminación, pero aún no aceptan la integración del objeto en el sujeto. Lo que se ha llamado investigación de segundo orden, en la cual el sujeto es observador y observado, siendo él mismo un devenir de su propia observación.

(...) si partimos de la afirmación formulada anteriormente: que la interdisciplinariedad es tomada como concepto, cuando en realidad es un proceso, ello explicaría la dificultad que se hace explícita en este texto, pues no se acaba de ver la interacción "no disciplinar", cuando en el campo de la experiencia este trabajo cae bajo el dominio y la dinámica de "lo disciplinar" (...) sería deseable seguir desarrollando esta temática hasta llegar a una posible teorización estructural–sistémica (fractal) de lo que debe entenderse por el trabajo interdisciplinario (no disciplinar), pero ello implicaría la exposición de cada uno los conceptos a utilizar, lo cual se aleja de los objetivos propuestos.
La transdisciplinariedad: el enfoque dialéctico11
Aquí se debe hablar de dialéctica, entendiéndola como el contraste entre dos dimensiones y su mutua modificación. En estas dos dimensiones se puede ubicar la teoría y práctica o dos disciplinas en interacción o dos discursos (dialógica). Estos objetos se ubican en los intersticios, en los límites, pliegues, que son órdenes fractales de la realidad, con diferentes "niveles de organización" (Atlan, 1995). Es decir que entre los objetos de estudio hay ciertas dimensiones, "niveles de realidad" (Nicolescu, 1996), que exigen una actitud diferente, un encuentro con la fractalidad, "una oscilación entre la práctica teorizada y la teoría practicada" (Ramírez, 1999b), una dialéctica fractal (Ramírez, 1999c) o partir de una "lógica arborescente", o lógica sinfónica (Morin, 1984).
Para ello "hay que perderle el miedo a lo fronterizo, a lo intermedio, a la aleación; a la dialéctica" (Ramírez, 1999d). 
(...)Esto lleva a pensar en la explicación causal utilizada en investigación. Aquí se debe pasar de una forma lineal o de sentido único, a una multicausalidad no lineal (fractal) producida por la interacción de los factores en cada uno de los dominios que intervienen. Al momento de proponer soluciones a esta problemática se encuentran con una vieja discusión que aún hoy resuena entre los investigadores de diferentes dominios y que funciona como detonador: ¿estamos trabajando con modelos teóricos y conceptuales (constructivismo) o con aprehensiones de la realidad (descubrimientos)?

LA PRÁCTICA. APROXIMACIÓN A UNA EXPERIENCIA INVESTIGATIVA DESDE EL ENFOQUE DIALÉCTICO. EL FINAL
(...) Una de las principales recomendaciones que se sugirió en el informe, que ayudaría mucho a la comprensión de la temática y del quehacer investigativo que se explicitara en los trabajos investigativos (diseño metodológico e informes), era que cuando un trabajo se anunciara como interdisciplinario se explicitara por qué lo era, cuál era el grado de inter–disciplinariedad alcanzado y los alcances y limitaciones de su acción práctica. 
(...) En conclusión, y aunque suene muy radical, aún falta encontrar puntos de articulación entre teoría y práctica alrededor de este tema. Y no es cuestión de si es un concepto, enfoque, o técnica investigativa la que viaja de una disciplina a otra, o si se trata de una práctica investigativa realizada por profesionales de varias disciplinas (con y sin articulación evidente), el problema es mucho más complejo, es cuestión de entender que cuando se trabaja con objetos de investigación (estudio) se debe dar cuenta (formalizar) de los alcances de estos intercambios, es entender que se está trabajando con construcciones que trascienden lo disciplinar. Tal vez por eso es que muchos trabajos de investigación realizados a nivel universitario por investigadores e investigadoras en formación, e incluso de trayectoria (maestría y doctorado), pierden toda pertinencia al tocar la dimensión práctica, pues se formulan desde las temáticas que se trabajan y no desde la construcción de un objeto de investigación. Aún hay mucho que reflexionar y construir.

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