Sarquís, Jorge; Buganza, J. (2009). La teoría del conocimiento transdisciplinar a partir del Manifiesto de Basarab Nicolescu.


Sarquís, Jorge; Buganza, J. (2009). La teoría del conocimiento transdisciplinar a partir del Manifiesto de Basarab Nicolescu. Fundamentos En Humanidades, (I (19/2009)), 43–55. Retrieved from http://fundamentos.unsl.edu.ar/pdf/articulo-19-43.pdf

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Resumen
Los autores conciben que la transdisciplina es una posición gnoseológica, pues ésta propone una visión donde el saber humano válido no se circunscribe únicamente al conocimiento científico (…) la transdisciplina, para los autores, se adecua muy bien a la teoría general de sistemas, en donde la parte y el todo tienen una reciprocidad innegable.
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La teoría de la transdisciplinariedad es un producto reciente de la reflexión filosófica renovada por los descubrimientos de la física cuántica (…) y el desarrollo de la teoría general de sistemas(…) se trata en realidad de un proceso reflexivo en marcha, inacabado.
La transdisciplina pone énfasis, de manera básica, en la urgencia de un cambio de visión que parta del reconocimiento de que (…) es necesario caer en la cuenta de los excesos de la ciencia sin conciencia (…)
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la ciencia moderna dejó de buscar causas últimas y formales como lo hicieron los filósofos durante muchos siglos, al menos desde los presocráticos, para concentrarse en la elucidación de los mecanismos de las leyes naturales desde un punto de vista fragmentario y reduccionista (…) esta óptica reduccionista ha ido modificándose conforme se hace evidente que los diversos procesos interactúan entre sí y que no permanecen independientes uno de otro (…) Recientemente, esta óptica reduccionista ha ido modificándose conforme se hace evidente que los diversos procesos interactúan entre sí y que no permanecen independientes uno de otro; lo que hace necesario pues, la reconstrucción holística de la realidad estudiada, en el sentido de la necesidad de un pensamiento “ecologizado”, como del que habla Ander- Egg (2001).
Por otro lado, la ciencia intentó durante algún tiempo, hacer a un lado la subjetividad, de tal suerte que la objetividad se erigió como criterio exclusivo de verdad. Si lo subjetivo se mezclaba en la explicación del objeto, tal explicación resultaba inválida (…) a partir al menos de los siglos XVIII y XIX, las diversas disciplinas reclaman reconocimiento entre el catálogo de saberes legítimos, tratando todas ellas de revestirse con el ropaje de la ciencia en pos del reconocimiento social. El conocimiento se fragmenta y se parcela; los especialistas saben mucho de muy poco y, en algunas ocasiones, lo que está fuera de su especialidad permanece en tinieblas.
En los inicios del siglo XX hace su entrada la física cuántica y se cimbra el edificio científico. La física clásica no alcanza para explicar las observaciones del mundo subatómico.
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Una nueva causalidad debe existir en la escala cuántica: la escala de lo infinitamente pequeño e infinitamente breve. Una cantidad física tiene, según la mecánica cuántica, varios valores posibles, afectados por probabilidades (…) Lo contrario de la visión holística es la visión atomista, que estudia las cosas parte por parte, aclarando cómo funciona cada parte y cuál es su aporte al todo, aunque muchas veces sin alcanzar esto último. Como dice Johansen, “los fenómenos no sólo deben ser estudiados a través de un enfoque reduccionista. También pueden ser vistos en su totalidad. En otras palabras, existen fenómenos que sólo pueden ser explicados tomando en cuenta el todo que los comprende y del que forman parte a través de su interacción” (Johansen, 1989: 18). La característica esencial de una totalidad es, pues, la “sinergia”. Como un todo es un sistema cuyas partes son inseparables entre sí, hay un fenómeno nuevo que emerge y se observa sólo cuando hay “un todo funcionando”; tal es la sinergia, fenómeno que no se aprecia cuando observamos algo parte por parte, pues la realidad, en sí, no está fragmentada sino unida por vínculos que fácilmente escapan al observador casual.
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Al determinismo de la física clásica se opone el indeterminismo de la física cuántica (…) Lo que resulta del indeterminismo cuántico es que abre la puerta a una concepción de la realidad en donde una causa puede producir efectos diversos en razón de las variables cambiantes. La abstracción no es solamente una herramienta para describir la realidad, es parte de la realidad; en este sentido “realidad es lo que resiste a nuestras experiencias, representaciones, descripciones, imágenes o formalizaciones matemáticas” (Nicolescu, s.a: 17). En su sentido ontológico, realidad describe un conjunto de sistemas invariantes a la acción de un número de leyes generales (Nicolescu, s.a) (…) no es posible seguir afirmando la inexistencia de más de un nivel de percepción de la realidad por parte del sujeto, pues la contrapartida de la posibilidad de existencia de más de un nivel de realidad, es la posibilidad de existencia de más de un nivel de percepción.
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(…) la física cuántica ha puesto en entredicho tres axiomas de la lógica clásica: el principio de identidad (A es A), el principio de contradicción (A no es no-A), y el principio de tercero excluido (no existe un tercer término T que es a la vez A y no-A). La física cuántica hizo florecer muchas nuevas lógicas que intentaron ampliar el campo de validez de la lógica clásica (…) podemos intentar visualizar los contrarios, A y no-A, o sea onda y partícula como los vértices de un triángulo, en un nivel de realidad, mientras que T (A, no-A) se ejerce a un nivel de realidad distinto donde los contrarios se unen y lo contradictorio deja de serlo, en una suerte de síntesis hegeliana que funciona como Aufheben o superación de los dos contrarios. Situado al mismo nivel que A y no-A, T no puede realizar su conciliación. La triada hegeliana se sucede en el tiempo, por eso es incapaz de realizar la conciliación de los opuestos; en cambio, en la lógica del tercero incluido sí puede acaecer porque la triada coexiste en el mismo momento y entonces la tensión entre los contradictorios edifica una unidad más amplia que los incluye.
Al aceptar más de un nivel de realidad y nuevas lógicas, un tercer elemento se suma en pos de ensanchar la visión de la física clásica: la complejidad. La complejidad se nutre de la explosión disciplinaria fomentándola, al mismo tiempo que determina la multiplicación de las disciplinas exigiendo una coordinación más cercana entre ellas.
En el modelo clásico, el campo de cada disciplina se hace cada vez más agudo y se imposibilita la comunicación entre disciplinas (…)
Mucho tiempo, ciencia y cultura fueron inseparables (…)
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La complejidad es inmanente a todas las disciplinas que han surgido.
(…)
La armonía entre saberes y mentalidades presupone que los saberes sean inteligibles. ¿Cómo puede haber un diálogo de saberes hoy día?
(…)
Unas primeras aproximaciones fueron la multidisciplinariedad (estudio de un objeto por varias disciplinas a la vez), y luego la interdisciplinariedad (transferencia de métodos de una disciplina a otra). En este último caso, se habla de tres grados de interdisciplina posibles: a) de aplicación, por ejemplo, de métodos de física nuclear aplicados en medicina para tratamiento de cáncer; b) de grado epistemológico, como métodos de lógica formal en derecho; c) de grado de generación de nuevas disciplinas (…)
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Sin embargo, multidisciplinariedad e interdisciplinariedad quedan inscritas en el marco de la investigación disciplinaria. He ahí el gran reto de la transdiscilpina: recomponer a partir de la fragmentación.
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A la transdisciplinariedad concierne “lo que está a la vez entre las disciplinas, a través de las diferentes disciplinas y más allá de toda disciplina. Su finalidad es la comprensión del mundo presente en el cual uno de los imperativos es la unidad del conocimiento” (Nicolescu, s.a: 35). Se interesa por la dinámica engendrada por la acción de varios niveles de realidad a la vez. Los tres pilares de la transdisciplinariedad son: 1) los niveles de realidad, 2) la lógica del tercero incluido y 3) la complejidad. Con base en estos ejes se estructura y determina la metodología de la investigación transdisciplinaria. El carácter complementario de disciplina, multi, inter y
transdisciplinariedad es fácilmente constatable.
(…)
La unidad que vincula todos los niveles de realidad tiene que ser abierta y, para que sea así, es necesario considerar que el conjunto de los niveles de realidad se prolonga por una zona de no-resistencia a nuestras experiencias, representaciones, imágenes o formalizaciones matemáticas. Juntos, el conjunto de niveles de realidad y su zona complementaria de no-resistencia, constituye el “objeto transdisciplinario”: la pluralidad compleja y la unidad abierta son dos facetas de una sola y misma realidad. De aquí surge un nuevo “principio de relatividad”: ningún nivel de realidad constituye un lugar privilegiado donde se puedan comprender todos los otros niveles de realidad, lo cual habla precisamente de un relativismo relativo (Beuchot y Arenas-Dolz, 2008).
En la visión transdisciplinaria, la realidad no es sólo multidimensional, sino que es también multirreferencial. Esto significa que los diferentes niveles de realidad son accesibles al conocimiento humano gracias a la existencia de diferentes niveles de percepción que, a su vez, incluye una zona de no-resistencia a la percepción. El conjunto de niveles de percepción y su zona complementaria de no-resistencia constituyen al “sujeto transdisciplinario”. Las dos zonas de no-resistencia de Objeto y Sujeto transdisciplinario deben ser idénticas para la comunicación entre ambos.
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(…) la naturaleza está muerta sólo para la visión clásica. El vacío-vacío de la física clásica es reemplazado por el vacío pleno de la física cuántica, donde todo es vibración y fluctuación entre el ser y el no-ser. El vacío cuántico está pleno de todas las potencialidades, de la partícula al universo entero. Nuestro espacio-tiempo continuo de cuatro dimensiones no es, aparentemente, el único espacio-tiempo concebible. La materia está lejos de identificarse con la substancia; en el mundo cuántico lo observable es una perpetua transformación energía substancia- información, donde energía es el concepto unificador; por su parte, la información es una energía codificada, mientras que la substancia es una energía concretizada. El espacio-tiempo mismo no es sino una consecuencia de la materia. El grado de materialidad cuántica se asocia a un complejo substancia-energía-información-espacio-tiempo. El grado de materialidad corresponde al grado de complejidad (…)
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De acuerdo al modelo transdisciplinario de la realidad, la naturaleza es objetiva y está sometida a una objetividad subjetiva en la medida en que los niveles de realidad están unidos a los niveles de percepción. La naturaleza es también subjetiva y está sometida a una subjetividad objetiva en la medida en que los niveles de percepción están unidos a los niveles de realidad. La trans-naturaleza está unida a la comunidad de naturaleza entre el objeto y el sujeto transdisciplinario. Para la transdisciplinariedad, la naturaleza puede ser estudiada por el hombre mediante la ciencia, y no es concebible fuera de su relación con el ser humano. Estas tres cosas definen la naturaleza viva que exige una nueva filosofía o visión de la naturaleza. Esto contribuye a una gnoseología donde el sujeto está implicado necesariamente en el objeto y viceversa. Según Espina Prieto, “el sujeto que conoce está implicado (emocional, racional, éticamente) en el contexto de lo que conoce, forma parte de un proceso común que incluye a ambos ejes de la relación de conocimiento, está relacionado con el objeto, lo modifica y se modifica a sí mismo en el proceso investigativo” (Espina Prieto, 2007: 34).
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Para poder experimentar la no-separabilidad, que se refiere a la unión indisoluble entre los fenómenos en la totalidad de lo que es, se debe silenciar el pensamiento habitual y regresar a la “teoría” (theoría), que etimológicamente quiere decir “contemplar”. Un nivel de realidad es un pliegue del conjunto de niveles de percepción y un nivel de percepción es un pliegue del conjunto de niveles de realidad. De pliegue en pliegue, el hombre se inventa a sí mismo y de ello resulta un nivel de comprensión. Siendo la realidad múltiple y compleja, los niveles de comprensión son múltiples y complejos. Pero como la Realidad es también una unidad abierta, los diferentes niveles de comprensión están unidos en un “Todo” abierto que incluye Sujeto y Objeto transdisciplinarios.




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