Montaner, J. M. (2011). La modernidad superada


Montaner, J. M. (2011). La modernidad superada. Ensayos sobre arquitectura contemporánea (1a ed.). Barcelona: Gustavo Gili.
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Arquitectura y mímesis: la modernidad superada

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La escuela de la Bauhaus: entronización del método
Los diversos tipos de abstracción tienen una repercusión en la arquitectura de las vanguardias que acabó convirtiéndose en el movimiento moderno. Esta nueva sensibilidad comporta un cambio total en los mecanismos de creación del arte y de la arquitectura. De la voluntad de aprehender la realidad se pasa al trabajo en el estudio cerrado. Se instaura el laboratorio del artista como lugar de experimentación en el reino más puro del espíritu y del intelecto. En arquitectura esta nueva concepción entroniza un método que abandona las normas de la composición clásica -basadas en criterios antropomórficos, relaciones de armonía y simetría, conformaciones ornamentales, aprendizaje a través de los modelos de la historia, idealización de la naturaleza, búsqueda de la belleza, conciencia de formar parte de una tradición y de unas convenciones- y que experimenta nuevos métodos, ya sean racionales o irracionales.
(…) los métodos más sistemáticos encuentran su síntesis en la escuela de la Bauhaus (1919-1933), lugar donde confluyeron todo tipo de artistas pertenecientes a corrientes muy heterogéneas y donde se cristalizó una nueva visión. Encerrados en las aulas, evitando la relación mimética con la realidad, manipulando nuevos materiales, inventando formas, ensamblando texturas, montando imágenes, recortando rótulos y recreando máquinas, los artistas de la Bauhaus generan una nueva imaginería para el arte, la arquitectura y el diseño.

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Espacio y antiespacio, lugar y no-lugar en la arquitectura moderna
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La sensibilidad hacia el lugar por parte de la arquitectura contemporánea es un fenómeno reciente. De hecho, el mayor esfuerzo del movimiento moderno consistió en definir una nueva concepción de espacio utilizando el soporte de los nuevos avances tecnológicos: estructuras de acero y hormigón armado y cerramientos de vidrio. Con ello se continuaba una concepción platónica y una tradición matemática de espacio que reaparece primero en los textos de August Schmarzow y Alois Riegl -especialmente en el libro de Riegl El arte industrial tardorromano (1901)- (…) una concepción de espacio que es crucial en las interpretaciones historiográficas relacionadas con el movimiento moderno, en autores como Siegfried Giedion y Bruno Zevi.
(…)
I.                     Espacio y Antiespacio
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Ahora bien, justo en el momento en que Schmarzow define la arquitectura como el “arte del espacio” y Riegl sitúa como esencia de la arquitectura el concepto del espacio (un concepto que hasta entonces no había sido utilizado de manera explícita), este mismo espacio recién descubierto es superado. Riegl presenta como paradigma el interior delimitado y perfecto del Panteón de Roma. Sin embargo, la concepción que desarrollan las vanguardias se basa en un espacio libre, fluido, ligero, continuo, abierto, infinito, secularizado, transparente, abstracto, indiferenciado y newtoniano en total contraposición al espacio tradicional que es diferenciado volumétricamente, de forma identificable, discontinuo, delimitado, específico, cartesiano y estático. A esta nueva modalidad de espacio unos la denominaron “espacio-tiempo” (…) y otros la calificaron como “antiespacio”, por generarse como contraposición y disolución del tradicional espacio cerrado, delimitado por muros.
Si el espacio tradicional encuentra su máxima expresión en el mundo unitario del renacimiento, en el que no existe separación analítica entre los elementos del espacio y de la forma y en el que la perspectiva cónica expresa la imagen del hombre como centro, la revolución copérnica de la ciencia del siglo XVII se encuentra en el origen del antiespacio. Es cuando el espacio empieza a emanciparse, cuando éste se convierte en independiente y relativo a objetos en movimiento dentro de un sistema cósmico infinito.
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(…)
Todo ello culminará en un paso trascendental en la evolución de la arquitectura: la concepción internacional del espacio conformado sobre un plano horizontal libre con fachada transparente. El vacío fluido gira en torno a los elementos puntuales y verticales de los pilares de hormigón armado o acero y queda dinamizado por planos recortados que no cierran recintos octogonales y que muchas veces no llegan hasta el techo. Todo el espacio moderno gira en torno a un protagonista tanto estructural como formal: el pilar.

II.                   Espacio y lugar
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La concepción de espacio infinito como continuum natural, receptáculo de todo lo creado y lo visible, tiene una raíz ideal platónica. En el Timeo, Platón habla del chora como el espacio eterno e indestructible, abstracto y cósmico que provee de una posición a todo lo que existe. Se trata del tercer componente básico de la realidad, junto al Ser y al Devenir. Aristóteles, en cambio identifica en su Física el concepto genérico de “espacio” con otro más empírico y delimitado que es el de “lugar”, utilizando siempre el término topos. Es decir, Aristóteles considera el espacio desde el punto de vista del lugar. Cada cuerpo ocupa su lugar concreto y el lugar es una propiedad básica y física de los cuerpos. Si para Platón “las ideas no están en un lugar”, en cambio segpun Aristóteles “el lugar es algo distinto de los cuerpos y todo cuerpo sensible está en el lugar […]: El lugar de una cosa es su forma y límite […] La forma es el límite de la cosa, mientras el lugar es el límite del cuerpo continente […]. Así como el recipiente es un lugar transportable, el lugar es un recipiente no trasladable”.
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Precisamente los templos griegos fueron una manifestación de esta capacidad para reconciliar al ser humano con la naturaleza, otorgando formas distintas en relación al significado del lugar y en función del carácter de la divinidad a la que estaba dedicado (…)
En la arquitectura moderna, desde Jean-Nicolas-Louis Durand hasta algunos de los maestros del movimiento moderno y los postulados de la exposición The International Style (1932) de Philip Johnson y Henri Russell Hitchcock, la sensibilidad por el lugar es irrelevante: todo objeto arquitectónico surge sobre una indiscutible autonomía.
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Los conceptos de espacio y de lugar, por tanto, pueden diferenciarse claramente. El primero tiene una condición ideal, teórica, genérica e indefinida, y el segundo posee un carácter concreto, empírico, existencial, articulado y definido hasta los detalles. El espacio moderno se basa en medidas, posiciones y relaciones. Es cuantitativo; se despliega mediante geometrías tridimensionales, es abstracto, lógico, científico y matemático; es una construcción mental. Aunque el espacio quede siempre delimitado (…) por su misma esencia tiende a ser infinito e ilimitado. En cambio, el lugar viene definido por sustantivos, por las cualidades de las cosas y los elementos, por los valores simbólicos e históricos; es ambiental y está relacionado con el cuerpo humano desde un punto de vista fenomenológico.


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