Boullée, Étienne-Louis (1985): Arquitectura. Ensayo Sobre El Arte. Barcelona: Gustavo Gili

Boullée, Étienne-Louis. Arquitectura. Ensayo Sobre El Arte. Barcelona: Gustavo Gili, 1985.

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I.                 Notas y proyectos

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Consideraciones sobre la importancia y la utilidad de la arquitectura, seguidas de intenciones tendentes al progreso de las Bellas Artes

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El arquitecto, como aquí le vemos, debe ser capaz de manejar la naturaleza; con sus preciosas virtudes debe producir el efecto de sus imágenes y domar nuestros sentidos. El arte de producir imágenes en la arquitectura proviene de los efectos de los cuerpos y es lo que constituye la “poesía”. Es por medio de los efectos que producen las masas en nuestros sentidos por lo que llegamos a distinguir los cuerpos ligeros de los cuerpos masivos, y es por medio de una certera aplicación que no puede provenir más que del estudio de los cuerpos por lo que el artista llega a conferir a sus producciones el carácter que le es propio.

30-31

Los cuerpos circulares nos son agradables por la suavidad de sus contornos; los cuerpos angulosos nos son desagradables debido a la dureza de sus formas; los cuerpos que reptan sobre la tierra nos entristecen; aquellos que se elevan por los cielos nos encantan, y los que se extienden sobre el horizonte son nobles y majestuosos.

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Los principios constitutivos de la arquitectura nacen de la simetría, la imagen del orden, ya que toda disparidad es indignante en un arte fundamentado sobre los principios de la paridad.

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II. Arquitectura. Ensayo sobre el arte

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Introducción

¿Qué es la arquitectura? ¿Debería acaso definirla, con Vitruvio, como el arte de construir? No. Esa definición conlleva un error terrible. Vitruvio confunde el efecto con la causa.

Hay que concebir para poder obrar. Nuestros primeros padres no construyeron sus cabañas sino después de haber concebido su imagen. Esa creación que constituye la arquitectura es una producción del espíritu por medio de la cual podemos definir el arte de producir y de llevar a la perfección cualquier edificio. El arte de construir no es pues más que un arte secundario que me parece conveniente definir como la parte científica de la arquitectura.

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(…) Quizá se pueda objetar que los artistas, en arquitectura, todavía no han llegado al alto grado de perfección donde parece que las otras artes han sido elevadas; pero lo que ocurre es que éstas, al tener la ventaja de estar más cerca de la naturaleza, están, por consiguiente, en una mejor situación desde la cual pueden actuar sobre nuestra alma.

A esto añado que está ahí precisamente la cuestión que intento resolver; que entiendo por arte todo aquello que tiene por objeto la imitación de la naturaleza; que ningún otro autor en arquitectura ha elegido la labor que me he impuesto y que si llego, como me atrevo a creer, a demostrar que la arquitectura en sus relaciones con la naturaleza puede tener cierta ventaja sobre las otras artes, tendría necesariamente el reconocimiento de que si la arquitectura no ha progresado tanto como las otras artes es por culpa de los arquitectos, culpa que sin embargo considero excusable, de acuerdo con la enumeración que he hecho de las razones que han estado y están todavía presentes para la perfección de la arquitectura.


Hereu, Pere; Montaner, Josep Maria; Oliveras, Jordi, ed. Textos de Arquitectura de La Modernidad. Madrid: Nerea, 1994.

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Examen de la discusión suscitada entre Perrault, autor del peristilo del Louvre, y Francois Blondel, autor del monumento de la puerta de Saint-Denis. Situación del problema

¿La arquitectura es tan sólo un arte fantástico de pura invención o los principios constitutivos de este arte emanan de la naturaleza?

En primer lugar me permito disentir de que exista un solo arte de pura invención.

Si mediante las fuerzas de su espíritu y con los medios de un arte brotado de las mismas, el hombre pudiese provocar en nuestra alma las sensaciones que experimentamos a la vista de los objetos de la naturaleza, tal arte sería muy superior a las que ejercemos, ya que éstas se reducen a una imitación más o menos imperfecta. Pero ese arte, con el cual nos bastaríamos a nosotros mismos y cuya existencia anunciaría que la Divinidad, autora de la naturaleza, nos habría dotado de una cualidad que forma parte de su esencia, no existe.

¿Qué entendería entonces Perrault por arte de pura invención? ¿Acaso todas nuestras ideas no nos vienen de la naturaleza? ¿No entendemos por genio la manera de evocarla en nuestros sentidos con mucha energía?

No podría imaginarme producciones de un arte fantástico sin representarme ideas lanzadas aquí y allá, sin relación, sin fin, desórdenes del espíritu, en una palabra, sueños. Piranesi, arquitecto, grabador, ha puesto al día algunas locuras de este tipo. Las caricaturas nos vienen de los pintores italianos. Callot, célebre grabador, ha hecho muchas figuras grotescas.

Los antiguos concibieron quimeras, etc.

Todos esos juegos de la imaginación revelan las diferencias. ¿Qué se observa en estas especies

de producciones? Que, das o desfiguradas, siguen siendo objetos de la naturaleza. ¿Esto nos autoriza a afirmar la posibilidad de un arte que sea pura invención? Para poder, lícitamente, aventurar esta pretendida posibilidad, habría que probar que los hombres pueden concebir imágenes que no tengan ninguna relación con los objetos de la naturaleza. Sin embargo, es indudable que no hay idea que no emane de la naturaleza.

49-50

Escuchemos a un filósofo moderno: «Todas nuestras ideas, todas nuestras percepciones — nos dice— nos vienen a través de los objetos exteriores. Los objetos exteriores producen en nosotros impresiones diferentes según tengan mayor o menor analogía con nuestra organización”. Yo añado que calificamos como bellos los objetos que tienen más analogía con nuestra organización y rechazamos aquellos que desprovistos de esta analogía, no están en concordancia con nuestra manera de ser.

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De la esencia de los cuerpos. De sus propiedades. De su analogía con nuestra organización.

(…)

¿Por qué la figura de los cuerpos regulares se capta de golpe? Porque sus formas son simples y sus caras regulares y además se repiten. Pero como la magnitud de las impresiones que sentimos a la vista de los objetos está en razón de su evidencia, lo que nos hace distinguir más particularmente los cuerpos regulares es que su regularidad y su simetría son la imagen del orden, y esta imagen es la de la evidencia misma.

De estas observaciones se desprende que los hombres no pudieron tener ideas claras acerca de la figura de los cuerpos antes de tener la idea de regularidad.

Tras haber observado que la regularidad, la simetría y la variedad constituían la forma de los cuerpos regulares, he visto que en esas propiedades reunidas residía la proporción.

Entiendo por proporción de un cuerpo un efecto que nace de la regularidad, la simetría y la variedad. La regularidad produce en los objetos la belleza de las formas; la simetría, su orden y su conjunto hermoso; la variedad, las caras o aspectos por los cuales se diversifican ante nuestros ojos. Ahora bien, de la reunión y del respectivo acuerdo resultante de todas las propiedades nace la armonía de los cuerpos.

Por ejemplo, el cuerpo esférico puede verse como la reunión de todas las propiedades de los cuerpos. Todos los puntos de su superficie son igualmente distantes de su centro. De esta ventaja exclusiva se deriva que, cualquiera que sea el aspecto bajo el que miremos este cuerpo, ningún efecto Óptico podrá jamás alterar la magnífica belleza de su forma, la cual siempre se ofrece perfecta a nuestras miradas.

El cuerpo esférico nos ofrece la solución a un problema que podría considerarse una paradoja si no estuviese geométricamente demostrado que la esfera es un poliedro al infinito. De la simetría más perfecta deriva la variedad más infinita. En efecto, si imaginamos la superficie de nuestro globo dividida en puntos, sólo uno de ellos se ofrecerá perpendicularmente a nuestros ojos y todos los demás aparecerán bajo una inmensidad de ángulos diversos.

Otras ventajas del cuerpo esférico son el desarrollar ante nuestros ojos la mayor superficie, lo cual lo hace majestuoso: el tener la forma más simple, belleza que le viene de que en su superficie no hay ninguna interrupción: el añadir a todas esas cualidades la gracia, ya que el contorno que dibuja ese cuerpo es el más suave y móvil posible.

De todas estas observaciones se deduce que el cuerpo esférico es, desde todos los puntos de vista, la imagen de la perfección. Reúne en si la simetría exacta, la regularidad más perfecta, la variedad más grande; tiene el mayor desarrollo; su forma es la más simple, su figura está dibujada por el contorno más agradable; en fin, este cuerpo está favorecido por los efectos de la luz que son tales que no es posible que la degradación de la misma sea más suave, más agradable y más variada. Éstas son las ventajas exclusivas que le ha dado la naturaleza y que tienen un poder ilimitado sobre nuestros sentidos.

Queda así demostrado que la proporción y la armonía de los cuerpos vienen dadas por la naturaleza y que por su analogía con nuestra organización, las propiedades que derivan de la esencia de los cuerpos tienen poder sobre nuestros sentidos.

«La simetría agrada —dice un gran hombre (Montesquieu)— porque presenta la evidencia y porque el alma, que continuamente intenta crear. abarca y capta sin dificultad el conjunto de objetos presentados.» Yo añado que si la simetría agrada es porque es la imagen del orden y la perfección.

La variedad nos agrada porque satisface una necesidad del alma, la cual por su naturaleza gusta de extenderse y abarcar nuevos objetos. Ahora bien, los objetos se reproducen bajo nuevos aspectos debido a la variedad. Se deduce que este medio sirve para reanimar el alma ofreciéndole placeres nuevos. Si la variedad nos gusta por lo que se refiere a la configuración de los cuerpos, también nos gusta por los efectos producidos por la luz.

La imagen de lo grande nos gusta desde todos los puntos de vista porque nuestra alma, ávida de ampliar sus goces, desearía abarcar el universo.

En fin, la gracia es, de todas las imágenes, la que más gusta a nuestros corazones.

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