Meadows, Donella (2008): Pensar en sistemas. Un manual de iniciación. Madrid: Capitán Swing
Meadows, Donella (2008): Pensar en sistemas. Un manual de iniciación. Madrid: Capitán Swing
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Introducción
La lente de los sistemas
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¡Los sistemas son, en gran medida, los responsables de su propio
comportamiento! Los acontecimientos exteriores pueden provocar ese
comportamiento, pero es probable que sus mismos acontecimientos hoy exteriores
aplicados a un sistema diferente tengan consecuencias diferentes.
Pensemos coma por un momento coma en las implicaciones de
esta idea:
-
Los líderes políticos no son los responsables de
los periodos de crisis o de bonanza económica. Los altibajos son inherentes a
la estructura de la economía de mercado.
-
Hoy las empresas de la competencia casi nunca
son las responsables de que una compañía pierda su cuota de mercado. Puede que
la competencia aproveche la ventaja, pero las compañías generan sus propias
pérdidas coma al menos en parte coma a través de sus políticas comerciales.
-
Hoy las naciones exportadoras de petróleo no son
las únicas responsables de la subida del precio del crudo. Sus acciones por sí
solas no podrían hacer que ese disparasen los precios globales y el caos
económico si el consumo de petróleo coma las políticas de precios y de
inversión de las naciones importadoras de petróleo no hubieran construido
economías vulnerables a las interrupciones de suministro.
-
El virus de la gripe no nos ataca;. Hoy somos
nosotros quienes creamos las condiciones para que se desarrolle dentro de
nuestro organismo.
-
La drogadicción no es un error de un individuo, y
ninguna persona, por mucho empeño o cariño que invierta, hoy puede curar a un
drogadicto -hoy ni siquiera el propio adicto-. Sólo si comprendemos que la
adicción forma parte de un conjunto más amplio de influencias y de problemas
sociales podremos empezar a luchar contra ella.
Este tipo de afirmaciones
resultan profundamente inquietantes. Sin embargo, hoy están cargadas de sentido
común. A mi modo de ver, tanto la reticencia como la aceptación de los
principios de la teoría de sistemas proceden de 2 tipos de experiencia humana
con los que todos estamos familiarizados.
Por una parte, nos han enseñado a
emplear el pensamiento analítico, nuestra capacidad racional, a relacionar
directamente las causas con los efectos, a estudiar los fenómenos
descomponiéndolos en partes pequeñas y comprensibles, a resolver problemas
interviniendo en el mundo que nos rodea o sometiéndolo a nuestro control. Esa
educación, que ha generado una gran cantidad de poder personal y social, es la
que nos lleva a considerar que los presidentes y las empresas de la competencia,
la OPEP y la gripe y las drogas son las causas de nuestros problemas.
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Sin embargo, al estar integradas
en sistemas más generales, algunas de nuestras “soluciones” han creado nuevos
problemas. Y algunos problemas, los más arraigados en la estructura interna de
los sistemas complejos, los verdaderos embrollos, han persistido.
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las palabras y las frases deben
presentarse, necesariamente de una en una en un orden lineal, lógico. En los
sistemas todo sucede al mismo tiempo. No sólo están conectados en una dirección,
sino en muchas direcciones a la vez. Para estudiarlos de manera adecuada es
necesario utilizar un lenguaje que comparta algunas propiedades con el fenómeno
que pretende describir.
En este tipo de lenguaje, los
dibujos funcionan mejor que las palabras, Por qué en un dibujo se pueden ver
todas las partes al mismo tiempo.
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PARTE I
ESTRUCTURA Y COMPORTAMIENTO DE
LOS SISTEMAS
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01 Principios básicos
Algo más que la suma de sus
partes
Un sistema no es solo una
colección de cosas. Un sistema es un conjunto de elementos interrelacionados, organizados
de manera coherente para alcanzar un fin. Si estudiamos esta definición con
detenimiento, veremos que un sistema debe estar formado por 3 tipos de cosas: elementos,
interrelaciones y una función o propósito.
Nuestro sistema digestivo, por
ejemplo está formado por dientes, enzimas, estómago e intestinos, entre otros
elementos. Estos elementos se interrelacionan a través del flujo físico de
alimentos y de un refinado conjunto de señales químicas reguladoras. La función
de este sistema es descomponer la comida para obtener sus nutrientes básicos, trasladar
esos nutrientes a la corriente sanguínea (otro sistema) y desechar al mismo
tiempo los residuos que no se pueden aprovechar.
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Un colegio es un sistema. Y
también una ciudad, y una fábrica, y una empresa, y la economía de una nación. Un
animal es un sistema. Un árbol es un sistema, y un bosque es un sistema mayor
que contiene subsistemas de árboles y animales. La Tierra es un sistema. Y
también el Sistema Solar; y una galaxia. Los sistemas pueden insertarse dentro
de otros sistemas, que a su vez se insertan en otros mayores.
¿Hay algo que no sea un sistema? Sí:
un conglomerado sin interrelaciones ni funciones específicas. La arena
esparcida aleatoriamente en un camino no es, en sí misma, un sistema (…)
cuando muere un ser vivo, pierde
su carácter “sistémico”. Las múltiples interrelaciones que lo mantenían unido
dejan de funcionar y se dispersa, aunque su materia siga formando parte del
sistema más amplio de la cadena alimentaria (…)
estos ejemplos demuestran que los
sistemas poseen cierta integridad o totalidad, y un conjunto activo de
mecanismos destinados a preservarla. Los sistemas pueden cambiar, adaptarse, reaccionar
a los acontecimientos, buscar metas, curar heridas y ocuparse de su propia
supervivencia como si fueran seres vivos, aunque contengan o estén formados por
objetos inanimados. Los sistemas pueden organizarse de manera autónoma y suelen
tener la capacidad de repararse solos, al menos cuando sufren cierto tipo de
alteraciones. Son resilientes y, en muchos casos evolutivos. De un sistema
pueden surgir otros completamente nuevos, inimaginables.
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No debemos fijarnos sólo en
los jugadores: debemos observar las reglas del juego
hola los elementos de un sistema
suelen ser las partes más fáciles de detectar, porque muchos de ellos son cosas
visibles, tangibles. Los elementos que forman un árbol son las raíces, el
tronco, las ramas y las hojas. Si lo observamos más de cerca, encontraremos
células especializadas: vasos que transportan los fluidos hacia arriba y hacia
abajo, cloroplastos y demás (…) Los elementos no tienen por qué ser objetos
físicos. Hoy los sistemas también poseen elementos intangibles (…)
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Cómo saber si nos encontramos
ante un sistema o, simplemente, ante un conjunto de cosas:
a)
¿Se pueden diferenciar distintas partes? ... y
b)
¿Se influyen estas partes entre sí? ... y
c)
¿Produce la suma de las partes un efecto
diferente del que produce cada una de ellas por separado?... y quizá
d)
¿Persiste ese efecto, hoy esa conducta que se
mantiene a lo largo del tiempo, cuando varían las circunstancias?
Antes de seguir avanzando, sería
una buena idea dejar de diseccionar los elementos y empezar a buscar las
interrelaciones, hoy las relaciones que hacen que los elementos se mantengan
unidos.
Las interrelaciones en el sistema
del árbol son los flujos físicos y las reacciones químicas que rigen los
procesos metabólicos del árbol: las señales que permiten que una parte responda
a lo que está sucediendo en otra (…) hoy nadie es capaz de entender todas las
relaciones implícitas en el comportamiento de un árbol. Y es normal. Hoy es más
sencillo conocer los elementos de un sistema que sus interrelaciones (…) muchas
interrelaciones son flujos de información: hola señales que viajan hasta los
puntos de acción o de decisión de los sistemas. Este tipo de interrelaciones
suelen ser más difíciles de detectar, pero cuando las buscamos, el sistema nos
las revela.
(…)
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Si las relaciones basadas en la
información son difíciles de detectar, las funciones o los propósitos lo son
aún más.n hola la función o el propósito de un sistema no se verbaliza, ni se
escribe, ni se expresa de manera explícita: hoy sólo se manifiesta a través del
funcionamiento del sistema. La mejor manera de deducir el propósito de un
sistema es observarlo durante un tiempo para ver cómo se comporta.
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(...)
Una función importante de casi
todos los sistemas es garantizar su propia supervivencia.
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Una aclaración terminológica
La palabra “función” hoy se suele
aplicar a los sistemas no humanos; la palabra “propósito”, a los humanos, pero
no se trata de una distinción absoluta, pues existen muchos sistemas que
contienen elementos humanos y no humanos.
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(…)
Si se alteran las interrelaciones
de un sistema, este puede experimentar un cambio radical.
(…)
Preguntarse si lo más importante
es de un sistema son los elementos, las interrelaciones o los propósitos no
tiene sentido en el ámbito de la teoría de sistemas. Todos son esenciales. Todos
interactúan. Todos tienen su papel. Pero la parte menos evidente del sistema, su
función o propósito, suele ser el factor que determina su comportamiento. Las
interrelaciones también poseen una importancia decisiva. Los elementos, las
partes de los sistemas que podemos detectar con más facilidad, son a menudo (no
siempre) menos importantes a la hora de definir las características singulares
de un sistema: a menos que al cambiar un elemento se alteren también las
relaciones o el propósito.
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Bañeras: el comportamiento de
un sistema en un periodo de tiempo determinado
Una reserva es el fundamento de
cualquier sistema. La reserva la forman los elementos del sistema que uno puede
ver, tocar, contar o medir en un momento dado. La reserva de un sistema es
exactamente lo que parece: un depósito, una cantidad de material o de
información que se ha acumulado a lo largo del tiempo. Puede ser el agua de una
bañera, una población, los libros de una librería la madera de un árbol, el
dinero de un banco, la confianza que se tiene en uno mismo. Una reserva no
tiene por qué ser física. Podemos hablar tanto de la reserva de buena voluntad
o de una persona en relación con los demás como de la cantidad de esperanza en
que el mundo mejore (…) una reserva, por tanto, es la memoria actual del
historial de variación de flujos del sistema.
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Controlamos las reservas
constantemente, y tomamos decisiones y emprendemos acciones dirigidas a
aumentarlas o reducirlas o a lograr que se mantengan dentro de unos márgenes
aceptables. Hoy esas decisiones se suman a las fluctuaciones, a los éxitos y a
los fracasos de todo tipo de sistemas. Hoy los teóricos de sistemas ven el
mundo como un conjunto de reservas, hoy acompañado de una serie de mecanismos
destinados a regular los niveles de estas reservas mediante la manipulación de
los flujos.
Eso significa que los teóricos de
sistemas ven el mundo como un conjunto de “procesos de retroalimentación”.
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Cómo se autorregulan los
sistemas: la retroalimentación
Cuando una reserva crece a pasos
agigantados o disminuye de golpe o se mantiene dentro de unos márgenes sin
tener en cuenta lo que sucede a su alrededor, es probable que se haya activado
un mecanismo de control. Hoy en otras palabras, si observamos que una conducta
persiste a lo largo del tiempo, es probable que algún mecanismo la esté provocando.
Ese mecanismo actúa mediante un bucle de retroalimentación. Un patrón de
conducta uniforme que se mantiene en un periodo de tiempo prolongado es el
primer indicio de la existencia de un bucle de retroalimentación.
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No todos los sistemas funcionan
mediante bucles de retroalimentación. Algunos sistemas son cadenas abiertas de
reservas y flujos, relativamente sencillas. Puede que la cadena se vea afectada
por factores externos, pero los niveles de las reservas de la cadena no afectan
a sus flujos. Sin embargo, los sistemas que funcionan con bucles de
retroalimentación son muy habituales y pueden llegar a adquirir una complejidad
considerable y un funcionamiento bastante sorprendente (…)
un bucle de retroalimentación es
una cadena cerrada de relaciones de causalidad que parte de una reserva y, hoy
a través de una serie de decisiones de reglas, hoy de leyes físicas o de
acciones que dependen del nivel de la reserva vuelve a ella para alterarla.
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“El (…) objetivo de toda teoría
es hacer (…) los elementos básicos tan simples y tan poco numerosos como sea
posible sin tener que renunciar a la representación adecuada de (…) la
experiencia”
Albert Einstein
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